I. Naturaleza y
posición de los ángeles
Pues
pasemos también a otro género de conocimiento y doctrina. Dos caminos hay de
doctrina y de potestad, el camino de la luz y el camino de las tinieblas. Ahora
bien, grande es la diferencia que hay entre los dos caminos. Porque sobre el
uno están apostados los ángeles de Dios, portadores de luz; sobre el otro, los
ángeles de Satanás. Y el uno es Señor desde los siglos y hasta los siglos; el
otro es el príncipe del presente siglo de la iniquidad. (Bernabé 150 d.C.)
Porque
está escrito: Cuando el Altísimo dividió a las naciones, cuando dispersó a los
hijos de Adán, estableció los límites de las naciones según el número de los
ángeles de Dios… (Clemente de Roma 30-100 d.C.)
«Oye
ahora», me dijo, «con respecto a la fe. Hay dos ángeles en cada hombre: uno de
justicia y otro de maldad.»… …Entiéndelas, y confía en el ángel de justicia.
Pero del ángel de maldad mantente apanado, porque su enseñanza es mala en todo
sentido; porque aunque uno sea un hombre de fe, si el deseo de este ángel entra
en su corazón, este hombre, o esta mujer, ha de cometer algún pecado. Y si
además un hombre o una mujer son en extremo malos, y las obras del ángel de
justicia entran en el corazón de este hombre, por necesidad ha de hacer algo
bueno. Ves, pues», dijo, «que es bueno seguir al ángel de justicia y despedirse
del ángel de maldad. Este mandamiento declara lo que hace referencia a la fe,
para que puedas confiar en las obras del ángel de justicia y, haciéndolas,
puedas vivir para Dios. Pero cree que las obras del ángel de maldad son
difíciles; así que, al no hacerlas, vivirás ante Dios.» (Hermas 150 d.C.)
Papías
dice así literalmente: "A algunos de ellos, es decir, de los que en tiempo
fueron ángeles divinos, les dio también el mando de la administración de la
tierra y les dio orden de mandar bien." Y seguidamente dice: "Mas
sucedió que su orden terminó en nada." (Papías 120 d.C.)
Por
eso concede el buen consejo a todos. Tanto a los seres humanos como a los ángeles
otorgó el poder de elegir -pues también los ángeles usan su razón-, a fin de
que quienes le obedecen conserven para siempre este bien como un don de Dios
que ellos custodian. En cambio no se hallará ese bien en quienes le
desobedecen, y por ello recibirán el justo castigo. (Ireneo 180 d.C.)
Este
mundo se halla rodeado de siete cielos, en los cuales habitan innumerables
potencias, ángeles y arcángeles, que aseguran un culto a Dios todopoderoso y
creador del universo. (Ireneo 180 d.C.)
II. Los Ángeles de
Dios
Gloriémonos
y confiemos en Él; sometámonos a su voluntad; consideremos toda la hueste de
sus ángeles, cómo están a punto y ministran su voluntad. Porque la escritura
dice: Diez millares de diez millares estaban delante de El, y millares de
millares le servían; y exclamaban: Santo, santo, santo es Jehová de los
ejércitos; toda la creación está llena de su gloria. (Clemente de Roma 30-100
d.C.)
Porque
yo mismo también, a pesar de que estoy en cadenas y puedo comprender cosas
celestiales y las formaciones de los ángeles y las revistas de los príncipes,
cosas visibles y cosas invisibles, yo mismo, no por esta razón soy un
discípulo. (Ignacio 50-100 d.C.)
Que
ninguno les engañe. Incluso a los seres celestiales y a los ángeles gloriosos y
a los gobernantes visibles e invisibles, si no creen en la sangre de Cristo
[que es Dios], les aguarda también el juicio. El que recibe, que reciba. (Ignacio
50-100 d.C.)
«Estos
son los santos ángeles de Dios, que fueron creados antes que cosa alguna; a
ellos el Señor entregó toda su creación para que la aumentaran y edificaran, y
para ser señores de toda la creación. Por sus manos, pues, es realizada la
edificación de la Iglesia.». «Y ¿quiénes son los otros que acarrean las
piedras?» «Son también ángeles de Dios; pero estos seis son superiores a ellos.
El edificio de la torre (La Iglesia), pues, será terminado, y todos juntos se
regocijarán en el corazón (cuando estén) alrededor de la Iglesia, y
glorificarán a Dios que la edificación de la Iglesia haya sido realizada.» (Hermas
150 d.C.)
El
ángel de justicia es delicado y tímido, manso y sosegado. Por lo tanto, cuando
éste entra en tu corazón, inmediatamente habla contigo de justicia, de pureza,
santidad, contento, de todo acto justo y toda virtud gloriosa. Cuando todas
estas cosas entran en tu corazón, sabe que el ángel de justicia está contigo.
[Estas, pues, son las obras del ángel de justicia]. Confía en él, pues, y en
sus obras. (Hermas 150 d.C.)
«Escucha»,
me contestó; «el Hijo de Dios no está representado en la forma de un siervo,
sino que está representado en gran poder y señorío.» «¿Cómo, señor?», dije yo;
«no lo comprendo.» «Porque», dijo él, «Dios plantó la viña, esto es, creó al
pueblo y lo entregó a su Hijo. Y el Hijo colocó a los ángeles a cargo de ellos,
para que velaran sobre ellos… (Hermas 150 d.C.)
Este
Hijo siempre existe con el Padre, y desde el principio revela al Padre, a los
Ángeles, Arcángeles, Potestades, Poderes, y a todos aquellos a quienes Dios
quiere revelarse. (Ireneo 180 d.C.)
Así
había hablado Moisés: «Cuando el Altísimo dividió las naciones, cuando dispersó
a los hijos de Adán, estableció las fronteras de los pueblos según el número de
los ángeles de Dios». Mas el pueblo que creyó en Dios ya no está bajo el poder
de los ángeles, sino del Señor: «Porque la porción del Señor es su pueblo
Jacob, la medida de su herencia es Israel». (Ireneo 180 d.C.)
III. Los Ángeles
Caídos
Ahora,
ve las obras del ángel de maldad también. Ante todo, es iracundo y rencoroso e
insensato, y sus obras son malas y nocivas para los siervos de Dios. Siempre
que éste entra en tu corazón, conócele por las palabras.» «No sé cómo voy a
discernirle, Señor», le contesté. «Escucha», dijo él. «Cuando te viene un
acceso de irascibilidad o rencor, sabe que él está en ti. Luego, cuando te
acucia el deseo de muchos negocios y el de muchas y costosas comilonas y
borracheras y de varias lujurias que son impropias, y el deseo de mujeres, y la
codicia y la altanería y la jactancia, y de todas las cosas semejantes a éstas;
cuando estas cosas, pues, entran en tu corazón, sabe que el ángel de maldad
está contigo. Tú, pues, reconociendo sus obras, mantente apanado de él, y no
confíes en él en nada, porque sus obras son malas e impropias de los siervos de
Dios. (Hermas 150 d.C.)
También
Enoc agradó a Dios sin la circuncisión, pues, siendo hombre, Dios lo envió como
su legado ante los ángeles y «fue arrebatado» (Hebreos 11:5; Génesis 5:24), y
vive hasta hoy como testigo del juicio de Dios, porque los ángeles caídos
fueron castigados, en cambio el hombre que agradó a Dios fue elevado para
salvarse. (Ireneo 180 d.C.)
Dios,
envió justamente el diluvio en tiempo de Noé, para acabar con la raza malvada
de aquellos seres humanos de esa época, los cuales ya no podían dar frutos para
Dios, sino que se habían unido con los ángeles pecadores (Génesis 6:2-4); y lo
hizo para acabar con sus pecados, y al mismo tiempo salvar al modelo primitivo,
es decir el plasma de Adán. (Ireneo 180 d.C.)
El
afirmó que algunos de los ángeles pertenecen al diablo, y para ellos se preparó
el fuego eterno (Mateo 25:41). También dice en la parábola de la cizaña: «La
cizaña son los hijos del maligno» (Mateo 13:38). Por eso debemos decir que
adscribió a todos los apóstatas a aquel que es el iniciador de la transgresión.
No es que (el demonio) haya creado en cuanto a su naturaleza a los ángeles y a
los seres humanos. En efecto, nada se halla (en la Escritura) que el diablo
haya hecho, pues él mismo es una creatura de Dios, como lo son los demás
ángeles. Dios fue quien hizo todas las cosas, como dice David: «Dijo, y todas
las cosas fueron hechas; lo mandó, y fueron creadas» (Salmos 33[32]). Y como
Dios creó todas las cosas, pero el diablo se convirtió en causa de la apostasía
propia y de los otros, con justicia la Escritura a quienes perseveran en la
apostasía siempre los llama hijos del diablo y ángeles del maligno…. (Ireneo 180
d.C.)
La
maldad, extendiéndose continuamente, alanzó e inundó la raza humana; sólo un
poco de semilla de justicia quedaba en ella. Porque, además, sobre la tierra
tenían lugar uniones ilegítimas: los ángeles fornicaron con las hijas de los
hombres, quienes dieron a luz unos hijos que por su enorme estatura fueron
llamados gigantes. Los ángeles, entonces, dieron a sus esposas como regalo
malignas enseñanzas. Les enseñaron la manera de obtener extractos de flores y
plantas, tintes y pinturas, joyas y cosméticos, los celos y los amores
apasionados, la seducción y la coquetería, los sortilegios de la magia, toda
clase de adivinación e idolatría odiados por Dios. Y una vez desencadenadas
tales cosas, el mal se expandió hasta desbordar, y la justicia disminuyó hasta
casi desaparecer. .. (Ireneo 180 d.C.)
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