Por tanto, hermanos, si hacemos la voluntad de
Dios nuestro Padre, seremos de la primera Iglesia, que es espiritual, que fue
creada antes que el sol y la luna; pero si no hacemos la voluntad del Señor, seremos
como la escritura que dice: Mi casa ha sido hecha cueva de ladrones. Por tanto,
prefiramos ser de la Iglesia de la vida, para que seamos salvados. Y no creo
que ignoréis que la Iglesia viva es el cuerpo de Cristo; porque la Escritura
dice: Dios hizo al hombre, varón y hembra. El varón es Cristo y la hembra es la
Iglesia. Y los libros y los apóstoles declaran de modo inequívoco que la
Iglesia no sólo existe ahora por primera vez, sino que ha sido desde el
principio: porque era espiritual, como nuestro Jesús era también espiritual,
pero fue manifestada en los últimos días para que Él pueda salvarnos. Ahora
bien, siendo la Iglesia espiritual, fue manifestada en la carne de Cristo, con
lo cual nos mostró. (Segunda Clemente 150 d.C.)
…nuestro Señor Jesucristo, el salvador de
nuestras almas y piloto de nuestros cuerpos y pastor de la Iglesia universal
que se halla por todo el mundo. (Martirio de Policarpo 155 d.C.)
«¿Quién es, pues?», le dije. «La Iglesia», dijo
él. Yo le dije: «¿Por qué, pues, es de avanzada edad?» «Porque», me contestó,
«ella fue creada antes que todas las cosas; ésta es la causa de su edad; y por
amor a ella fue formado el mundo.» (Hermas 150 d.C.)
También Santos, cuando esperaban sus verdugos
que a fuerza de torturas conseguirían hacerle confesar algún crimen, no dijo su
nombre ni el de su nación, ni el de su ciudad, ni aun si era siervo o libre,
sino que a todas las preguntas respondía en latín: "Soy cristiano . Esto
era para él su nombre, su patria y su raza, y los gentiles no pudieron hacerle
pronunciar otras palabras… (Los mártires de Lyon 177 d.C.)
La Iglesia, extendida por el orbe del universo
hasta los confines de la tierra, recibió de los Apóstoles y de sus discípulos
la fe en un solo Dios Padre Soberano universal «que hizo los cielos y la tierra
y el mar y todo cuanto hay en ellos» y en un solo Jesucristo Hijo de Dios,
encarnado por nuestra salvación, y en el Espíritu Santo, que por los profetas
proclamó. (Ireneo 180 d.C.)
Las iglesias de la Germania no creen de manera
diversa ni transmiten otra doctrina diferente de la que predican las de Iberia
o de los Celtas, o las del Oriente, como las de Egipto o Libia, así como
tampoco de las iglesias constituidas en el centro del mundo; sino que, así como
el sol, que es una creatura de Dios, es uno y el mismo en todo el mundo, así
también la luz, que es la predicación de la verdad. (Ireneo 180 d.C.)
En cambio la Iglesia, que en todo el mundo ha
tenido de los Apóstoles su origen, persevera en una sola y misma doctrina
acerca de Dios y de su Hijo… (Ireneo 180 d.C.)
Hemos también expuesto cómo la predicación de la
Iglesia es la misma en todas las regiones, se mantiene igual y se funda en el
testimonio de los profetas, de los Apóstoles y de todos los discípulos… En
efecto, «en la Iglesia Dios puso apóstoles, profetas, doctores», y todos los
otros efectos del Espíritu. De éste no participan quienes no se unen a la
Iglesia, sino que se privan a sí mismos de la vida por su mala doctrina y
pésima conducta. Pues donde está la Iglesia ahí se encuentra el Espíritu de
Dios, y donde está el Espíritu de Dios ahí está la Iglesia y toda la gracia, ya
que el Espíritu es la verdad. (Ireneo 180 d.C.)
Pues todo lo que sucedió cuando Dios formó al
pueblo sacado de Egipto fue tipo y figura de la formación
de la Iglesia que un día sería sacada de entre los gentiles. Por este motivo El
la sacará de aquí para guiarla hasta su heredad, que al final le dará ya no
Moisés el siervo de Dios, sino Jesús su Hijo… Y mientras esto sucedía, la mujer
de Lot se había quedado en Sodoma, no en su estado de carne corruptible, sino
convertida en estatua de sal (Génesis 19:26). Permaneciendo así para siempre
significó lo que es propio de la naturaleza y costumbres de los seres humanos;
porque la Iglesia, que es «sal de la tierra» (Mateo 5:13), ha quedado
abandonada en el campo de la tierra, sufriendo las limitaciones humanas; y,
aunque una y otra vez se le arrancan miembros completos, sigue siendo la
estatua de sal, es decir el fundamento de la fe, que da firmeza a los hijos y
los dirige hacia su Padre. (Ireneo 180 d.C.)
Mas el camino de los que pertenecen a la Iglesia recorre el
mundo entero, porque posee la firme Tradición que viene de los Apóstoles, y al
verla nos ofrece una y la misma fe de todos, porque todos obedecen a uno y el
mismo Dios Padre, creen en una misma Economía de la encarnación del Hijo de
Dios, reconocen el mismo don del Espíritu, observan los mismos preceptos,
guardan la misma forma de organización eclesial, esperan la misma parusía del
Señor y la misma salvación de todo el hombre o sea del alma y del cuerpo. La
predicación de la Iglesia es sólida y verdadera, en la cual se manifiesta uno y
el mismo camino de salvación en todo el mundo. Esta ha creído en la luz de
Dios, y por eso «la sabiduría» de Dios, por medio de la cual él salva a los
hombres, «llama en la esquina de las calles concurridas, a la entrada de las
puertas de la ciudad pronuncia sus discursos» (Proverbios 1:21). Porque en
todas partes la Iglesia predica la verdad, y es el candelabro de las siete
lámparas que porta la luz de Cristo… (Ireneo 180
d.C.)
La Iglesia ha sido plantada como el paraíso en el mundo. «De
todo árbol, pues, del paraíso, podrán comer» (Génesis 2: 16), dice el Espíritu
de Dios, esto es, comed de toda la Escritura del Señor, pero no comáis con
espíritu orgulloso ni toquéis nada de la disensión herética… (Ireneo 180 d.C.)
Por orden de Dios construyó el tabernáculo del testimonio,
construcción visible en la tierra de las realidades espirituales e invisibles
del cielo, figura de la Iglesia y representación profética de las realidades
futuras. Allí colocó los vasos, los altares y el arca en la que introdujo las
Tablas… (Ireneo 180 d.C.)
Por lo tanto la Iglesia engendra un gran número de frutos,
es decir, de salvados, porque ya no es un intercesor —Moisés— ni un mensajero
—Elías— quienes nos salvan sino el Señor en persona, que da más hijos a la
Iglesia que a la Sinagoga del pasado, como predijo Isaías con estos términos:
Regocíjate, estéril, que no dabas a luz —y estéril es la Iglesia que antes no
había dado hijo alguno a Dios— grita y clama, tú que no has tenido los dolores
porque los hijos de la abandonada son más numerosos que los hijos de la que
tenía marido (Isaías 54:1; Gálatas 4:27). Y la antigua Sinagoga tenía por
marido la Ley… (Ireneo 180 d.C.)
Está claro que estas herejías nacieron más tarde y son
innovaciones y desfiguraciones de la antigua y verdadera Iglesia, así como las
que surgieron en tiempos todavía posteriores a ellas. Y creo que resulta
evidente después de lo dicho, que la verdadera Iglesia es una, la realmente
primitiva, en la cual están inscritos los que son predestinados como justos… la
Iglesia primitiva y universal es única, en orden a la unidad de la única fe (Efesios
4:13), la que está fundada sobre sus propias alianzas, o mejor dicho sobre la
única alianza hecha en tiempos distintos, la que congrega por voluntad del
único Dios, por medio del único Señor, a los que ya están ordenados, a los que
predestinó Dios que habían de ser justos, conociéndolo desde antes de la constitución
del mundo. La propiedad esencial de la Iglesia, así como el principio de su
existencia, está en la unidad, estando en esto por encima de todo y no teniendo
nada igual ni comparable a sí misma… (Clemente de Alejandría 195 d.C.)
(Los apóstoles) Así fundaron Iglesias en cada una de las
ciudades, y de éstas las demás Iglesias tomaron luego el retoño de la fe y la
semilla de la doctrina, como lo siguen haciendo todos los días para ser
constituidas como Iglesias. Por esta razón éstas se tenían también por Iglesias
apostólicas, puesto que eran como retoños de las Iglesias apostólicas. A todo
linaje se le atribuyen las características de su origen. Y así todas estas
Iglesias, tan numerosas y tan importantes, se reducen a aquella primera Iglesia
de los apóstoles, de la que todas provienen. Todas son primitivas; todas son
apostólicas, puesto que todas son una… (Tertuliano 197 d.C.)
…es evidente que toda doctrina que esté de acuerdo con la de
aquellas Iglesias apostólicas, madres y fuentes de la fe, debe ser considerada
como verdadera, ya que claramente contiene lo que las Iglesias han recibido de
los apóstoles, como éstos la recibieron de Cristo y Cristo de Dios. Al
contrario, cualquier doctrina ha de ser juzgada a priori como proveniente de la
falsedad, si contradice a la verdad de las Iglesias de los apóstoles, de Cristo
y de Dios…. Nosotros estamos en comunión con las Iglesias apostólicas, ya que
nuestra doctrina en nada difiere de la de aquéllos. Este es el criterio de la
verdad… (Tertuliano 197 d.C.)
Concedamos que todas las Iglesias hayan caído en el error;
que el mismo Apóstol se haya equivocado al dar testimonio en favor de algunas…
¿Es verosímil realmente que tantas y tan importantes Iglesias hayan andado por
el camino del error para encontrarse finalmente en una misma fe? Muchos sucesos
independientes no llevan a un resultado único. El error doctrinal de las
Iglesias debiera haber llevado a la diversificación. Pero sea lo que fuere,
cuando entre muchos se aprecia unanimidad, ésta no viene del error, sino de la
tradición. ¿Quién tendrá la audacia de decir que se equivocaron los autores de
esta tradición? (Tertuliano 197 d.C.)
Así pues, si quieres ejercitar mejor tu curiosidad en lo que toca a tu salvación, recorre las Iglesias apostólicas en las que todavía en los mismos lugares tienen autoridad las mismas cátedras de los apóstoles. En ellas se leen todavía las cartas auténticas de ellos… (Tertuliano 197 d.C.)
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