jueves, 14 de abril de 2016

Didaché - Sección disciplinar (XI - XV)


CAPÍTULO XI

1. Quien, pues, viniere a vosotros enseñándoos todo lo dicho anteriormente, a ése acogedle.
2. Si, empero, el que enseña se pervirtió y enseñare otra doctrina para la disolución, no le escuchéis. Mas si enseña en la manera de aumentar la justicia y ciencia del Señor, ¡acogedle como al Señor!
3. En cuanto a los apóstoles y profetas, proceded así conforme al Evangelio.
4. Todo apóstol que llegue a vosotros, ha de ser recibido como el Señor.
5. Pero no se quedará por más de un día o dos, si hace falta; quedándose tres días, es un falso profeta.
6. Al partir, el apóstol no aceptará nada sino pan para sustentarse hasta llegar a otro hospedaje. Si pidiere dinero, es un falso profeta.
7. Y a todo profeta que hable en espíritu, no le tentéis ni pongáis a prueba. Porque todo pecado se perdona; mas este pecado no será perdonado.
8. Pero no cualquiera que habla en espíritu es profeta, sino sólo cuando tenga las costumbres del Señor. Pues, por las costumbres se conocerá al seudo profeta y al profeta.
9. Y ningún profeta, disponiendo la mesa en espíritu, comerá de la misma; de lo contrario, es un falso profeta.
10. Pero todo profeta que enseña la verdad, y no hace lo que enseña, es un profeta falso.
11. Todo profeta, sin embargo, probado y auténtico, que celebra el misterio cósmico de la Iglesia, pero no enseña a hacer lo que él hace, no ha de ser juzgado por vosotros. Su juicio corresponde a Dios. Porque otro tanto hicieron los antiguos profetas.
12. Mas quien dijere en espíritu: Dame dinero, u otra cosa semejante, no lo escuchéis. Si, empero, os dice que deis para otros menesterosos, nadie lo juzgue.


CAPÍTULO XII

1. Todo el que viniere en el nombre del Señor, sea acogido. Luego de haberlo probado, lo conoceréis; pues tenéis criterio para juzgar entre la diestra y la siniestra.
2. Si el advenedizo viene tan sólo de paso, socorredle todo lo posible. El, por su parte, no quedará entre vosotros más que dos, o según su necesidad, tres días.
3. Mas si quisiere radicarse entre vosotros, como artesano, trabaje y coma.
4. Si no sabe oficio alguno, proveeréis según vuestra inteligencia, para que no viva entre vosotros un cristiano holgazán.
5. Si a eso no quiere conformarse, es un traficante de Cristo. ¡Cuidado con ésos!


CAPÍTULO XIII

1. Todo profeta verdadero que deseare radicarse entre vosotros, es digno de su comida.
2. Asimismo, un doctor verdadero es, como obrero, digno de su comida. Todas las primicias del lagar y de los campos, del ganado y de las ovejas, las tomarás y darás a los profetas; porque ellos son vuestros príncipes sacerdotes.
3. Mas, si no tuviereis profeta, ¡dad a los pobres!
4. Cuando haces pan, tomarás la primicia y la darás conforme al mandato.
5. Asimismo, cuando abres la tinaja de vino o del aceite, tomarás la primicia y la darás a los profetas.
6. Del dinero y de las vestimentas y de todo cuanto poseas, tomarás la primicia, según te parezca, y la darás conforme al mandato.


CAPÍTULO XIV

1. Los días del Señor reuníos para la partición del pan y la acción de gracias, después de haber confesado vuestros pecados, para que sea puro vuestro sacrificio.
2. Cualquiera, empero, que tuviere una contienda con su hermano, no os acompañe antes de reconciliarse, para que no sea mancillado vuestro sacrificio.
3. Pues, éste es el dicho del Señor: "En todo lugar y tiempo me ofrecerán una ofrenda pura. Porque soy un gran Rey, dice el Señor, y mi nombre es admirable entre las naciones".


CAPÍTULO XV

1. Elegíos, pues, obispos y diáconos dignos del Señor, varones mansos, indiferentes al dinero, veraces y probados. Porque también ellos administran para vosotros el oficio (liturgia) de los profetas y doctores.
2. No los menospreciéis; porque ellos son venerables entre vosotros, junto con los profetas y doctores.
3. Vosotros tratad de convenceros no con irá sino pacíficamente, así como lo tenéis (preceptuado) en el Evangelio. Y si alguno hubiere ofendido a otro, nadie le hable, nadie le escuche, hasta que se arrepintiere
4. Vuestras oraciones, vuestras obras de caridad, y todas las obras haced de manera como lo tenéis (ordenado) en el Evangelio de nuestro Señor.



 

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