jueves, 7 de mayo de 2015

Diezmos


Reciban en nombre del Señor a los apóstoles que se visitaren… Al salir el apóstol, debéis proveerle de pan para que pueda ir a la ciudad donde se dirija: si pide dinero, es un falso profeta. Si alguien, hablando por el espíritu, se pidiere dinero u otra cosa, no le hagan caso; pero si aconseja se dé a los pobres, no le juzguen. (Didaché 80-140 d.C.)  

Ahora bien, ¿puede un Espíritu divino recibir dinero y profetizar? No es posible que un profeta de Dios haga esto… (Hermas 150 d.C.)  

Los que tienen las manchas son diáconos que ejercieron mal su oficio, y saquearon la sustancia de viudas y huérfanos, e hicieron ganancia para sí con las administraciones que habían recibido para ejecutar. Estos, pues, si permanecen en el mismo mal deseo, son muertos y no hay esperanza de vida para ellos… (Hermas 150 d.C.)  

Pero ellos (Los Falsos), y a mi juicio con toda razón, no quieren enseñar abiertamente a todos, sino sólo a quienes pueden pagar bien por tales misterios. Pues estas cosas no se parecen a aquéllas de las que dijo el Señor: «Den gratis lo que gratis han recibido» (Mateo 10:8); (De los falsos profetas) Ella entonces se siente profetisa… y en agradecimiento no sólo le da una gran parte de sus riquezas, de donde él amontona una buena cantidad de dinero… Otras mujeres más fieles, llevadas por el temor de Dios, no se dejan seducir. (Ireneo 180 d.C.)  

Por eso el Señor… en vez de simplemente pagar el diezmo, ordenó repartir los bienes entre los pobres; y no únicamente estar dispuestos a dar y compartir (1 Timoteo 6:18), sino también a dar generosamente a aquellos que nos arrebatan nuestros bienes: «Si alguien te quita la túnica, dale también el manto; no le reclames al otro lo que te arrebata; y trata a los demás como quieres que ellos te traten»… (Ireneo 180 d.C.)  

Por esta razón ellos consagraban el diezmo de sus bienes. En cambio quienes han recibido la libertad, han consagrado todo lo que tienen al servicio del Señor. Le entregan con gozo y libremente lo que es menos, a cambio de la esperanza de lo que es más, como aquella viuda pobre que echó en el tesoro de Dios todo lo que tenía para vivir. (Ireneo 180 d.C.)  

La Ley no exigirá los diezmos de quien ha consagrado a Dios todos sus bienes y ha dejado padre, madre y toda su familia para seguir al Verbo de Dios... (Ireneo 180 d.C.)  

Los cristianos no descuidan posibilidad alguna de sembrar el Evangelio en todas partes de la tierra. Algunos se han afanado por recorrer no sólo las ciudades, sino también los pueblos y aldeas para convertir a los demás al culto de Dios. Nadie dirá que hicieran esto con afán de enriquecerse, ya que muchas veces ni siquiera aceptan lo necesario para su alimento; y si alguna vez se ven forzados a ello por su necesidad, se contentan con lo indispensable, por más que muchos quieran compartir con ellos y entregarles más de lo necesario… (Orígenes 225 d.C.) 

 

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