I. Origen y naturaleza de los demonios
Los ángeles caídos fueran cautivados por el amor
de las mujeres; y así engendraron hijos, los cuales son los demonios. (Justino
Mártir - 160 d.C.)
Por eso digo que hay ciertas substancias
espirituales que se llaman demonios. No es nuevo el nombre para los filósofos;
que Sócrates á un demonio consultaba en sus negocios… Todo espíritu es más ligero
que un ave: en esto convienen ángeles y demonios. En un momento están en todas
partes: para ellos casi todo el mundo es un lugar. Por esto fácilmente saben
qué se hace en cada puesto, y con la facilidad que lo saben lo dicen. Esta
velocidad es tenida por divinidad; porque su naturaleza se ignora… (Tertuliano -
197 d.C.)
Las almas de los gigantes, que son los demonios,
están vagando en el mundo y hacen cosas similares a (los ángeles caídos) (Atenagoras
- 175 d.C.)
II. Adoración del los demonios
(Escrito por un crítico pagano del cristianismo) En efecto, el
aire y la tierra están llenos de demonios, ministros y servidores del Gran
Dios, encargados de gobernar en su nombre la naturaleza entera y la vida del
hombre, capaces de ayudar o de perjudicar… En efecto, mientras un simple
sátrapa, gobernador, pretor o procurador del rey de Persia o del Emperador
romano, y hasta aquellos que, en un plano inferior de jerarquía, ejercen los
menores oficios y los más ínfimos empleos, tienen la facultad de castigar rigurosamente
a los que no les prestan homenaje, ¿será plausible que los demonios, esos
sátrapas y ministros del aire y de la tierra, estén desarmados contra quien les
ultraja? (Celso - 178 d.C.)
III. Actividades y posesión de demonios
En cambio, los falsos profetas, llenos del espíritu
embustero e impuro, no hicieron ni hacen caso, sino que se atreven a realizar
ciertos prodigios para espantar a los hombres y glorificar a los espíritus del
error y a los demonios. (Justino Mártir - 160
d.C.)
Consideramos de interés para todos los hombres que no se les
impida aprender esta doctrina, sino que se les exhorte a ella, porque lo que no
lograron las leyes humanas, ya lo hubiera realizado el Verbo divino si los
malvados demonios no hubieran esparcido muchas e impías calumnias, tomando por
aliada a la pasión que habita en cada uno, mala para todo, y multiforme por
naturaleza: con esos crímenes nada tenemos que ver nosotros. (Justino Mártir - 160 d.C.)
(Los herejes) no son capaces de dar la vista a los ciegos,
ni el oído a los sordos, ni expulsar a todos los demonios -sino sólo a aquellos
que ellos mismos les meten, si es verdad lo que dicen… (Ireneo - 180 d.C.)
Nuestras oraciones derrotan a todos los demonios que
provocan la guerra. Esos demonios también hacen que las personas violen sus
juramentos y alteren la paz. Así pues, de esta manera, nosotros somos mucho más
útiles a los reyes que aquellos que van al campo de batalla para pelear por
ellos. (Orígenes - 225 d.C.)
El oficio del demonio es hacer caer al hombre: bien se le
conoció el intento á su malicia en la ruina del hombre primero. Ejecutan en los
cuerpos enfermedades y calamitosos accidentes: en las almas pasiones
repentinas, y excesos extraordinarios y violentos. Para invadir alma y cuerpo
mucho les ayuda la sutileza y tenuidad. Mucho puede la valentía de los
espíritus: son fuerzas casi irresistibles; tan disimuladamente ofenden, que
parece más insensible el modo secreto de dañar que la espiritualidad de su
naturaleza… Con el mismo secreto y con el mismo vicio apestan los
entendimientos humanos, enfureciéndolos con locas lascivias, con desatinados
furores, con crueles torpezas, con errores varios, de los cuales el principal y
que más encarga á sus servidores, cercándoles y cegándoles la razón, es que se
les sirva con viandas de olor y sangre ofrecidas á los ídolos: y el plato más
regalado y más cuidadosamente apetecido es apartar con engañosos encantos de la
noticia de los hombres el conocimiento de la divinidad verdadera. (Tertuliano - 197 d.C.)
Por la habitación del aire, por la vecindad de las estrellas
y por el comercio con las nubes saben las disposiciones celestes, y cuando ven
la lluvia en la causa la prometen. En la curación de las enfermedades son
llanamente beneficiosos. Primero dañan, y después dan el remedio, nuevo o
contrario, y entonces se entiende que curan cuando dejan de dañar. ¿Cómo diré
las 'fuerzas, las trazas, las artes que tienen los demonios para ingeniar
encantos engañosos? (Tertuliano - 197 d.C.)
A más de esto los magos, con la potestad del demonio
invocada y asistente, hacen que aparezcan fantasmas, que las almas de los
difuntos respondan, que los niños hablen y adivinen; si con los círculos
engañan con tal apariencia los ojos, que soñando representan prodigios; si
hacen que hablen las cabras y que adivinen las mesas; si esto hace el demonio
por negociación de un mago, ¿qué hará por su interés obrando con toda su
voluntad y su fuerza? (Tertuliano - 197 d.C.)
IV. La autoridad de los cristianos sobre los demonios
En cambio «Jesús» es un nombre humano, que tiene el sentido
de «salvador». Porque el Logos se hizo hombre según el designio de Dios Padre y
nació para bien de los creyentes y para destrucción de los demonios... (Justino
Mártir - 160 d.C.)
…Jesucristo, Hijo de Dios, al que obedecen todos los
demonios, los espíritus malvados y todas las potencias rebeldes… (Ireneo - 180 d.C.)
El cantor de que yo hablo no se hace esperar: viene a destruir la amarga
esclavitud de los demonios que nos tiranizan, cambiándola por el dulce y amable
yugo de la piedad para con Dios… (Clemente de Alejandría - 195 d.C.)
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