Fijemos
nuestros ojos en aquellos que ministraron de modo perfecto a su gloria
excelente. Miremos a Enoc, el cual, habiendo sido hallado justo en obediencia,
fue arrebatado al cielo y no fue hallado en su muerte. Noé, habiendo sido fiel
en su ministerio, predicó regeneración al mundo, y por medio de él el Señor
salvó a las criaturas vivientes que entraron en el arca de la concordia. (Clemente
de Roma - 30-100 d.C.)
También
Enoch agradó a Dios sin la circuncisión, pues, siendo hombre, Dios lo envió
como su legado ante los ángeles y «fue arrebatado» (Hebreos 11:5; Génesis 5:24),
y vive hasta hoy como testigo del juicio de Dios, porque los ángeles caídos
fueron castigados, en cambio el hombre que agradó a Dios fue elevado para
salvarse. (Ireneo - 180 d.C.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario