No
formarás divisiones, sino que guardarás la paz, tratando (le reconciliar a los
que luchan. (Bernabé 150 d.C.)
Les
había sido concedida toda gloria y prosperidad, y así se cumplió lo que está
escrito: Mi amado comió y bebió y prosperó y se llenó de gordura y empezó a dar
coces. Por ahí entraron los celos y la envidia, la discordia y las divisiones,
la persecución y el tumulto, la guerra y la cautividad. Y así los hombres
empezaron a agitarse: los humildes contra los honorables, los mal reputados
contra los de gran reputación, los necios contra los sabios, los jóvenes contra
los ancianos. Por esta causa la justicia y la paz se han quedado a un lado, en
tanto que cada uno ha olvidado el temor del Señor y quedado ciego en la fe en
Él, no andando en las ordenanzas de sus mandamientos ni viviendo en conformidad
con Cristo, sino cada uno andando en pos de las concupiscencias de su malvado
corazón, pues han concebido unos celos injustos e impíos, por medio de los
cuales también la muerte entró en el mundo. (Clemente de Roma 30-100 d.C.)
¿Por
qué hay, pues, contiendas e iras y disensiones y facciones y guerra entre ustedes?
¿No tenemos un solo Dios y un Cristo y un Espíritu de gracia que fue derramado
sobre nosotros? ¿Y no hay una sola vocación en Cristo? ¿Por qué, pues,
separamos y dividimos los miembros de Cristo, y causamos disensiones en nuestro
propio cuerpo, y llegamos a este extremo de locura, en que olvidamos que somos
miembros los unos de los otros? Recuerden las palabras de Jesús nuestro Señor;
porque Él dijo: ¡Ay de este hombre; mejor sería para él que no hubiera nacido,
que el que escandalice a uno de mis elegidos! Sería mejor que le ataran del
cuello una piedra de molino y le echaran en el mar que no que trastornara a uno
de mis elegidos. Vuestra división ha trastornado a muchos; ha sido causa de
abatimiento para muchos, de duda para muchos y de aflicción para todos. Y
vuestra sedición sigue todavía. (Clemente de Roma 30-100 d.C.)
¿Quién
hay, pues, noble entre ustedes? ¿Quién es compasivo? ¿Quién está lleno de amor?
Que diga: si por causa de mí hay facciones y contiendas y divisiones, me
retiro, me aparto adonde quieran, y hago lo que está ordenado por el pueblo:
con tal que el rebaño de Cristo esté en paz con sus presbíteros debidamente
designados. El que haga esto ganará para sí un gran renombre en Cristo, y será
recibido en todas partes; porque la tierra es del Señor y suya es la plenitud
de la misma. Esto es lo que han hecho y harán los que viven como ciudadanos de
este reino de Dios, que no da motivo de arrepentirse de haberlo hecho. (Clemente
de Roma 30-100 d.C.)
Como
hijos, pues, [de la luz] de la verdad, evitad las divisiones y las doctrinas
falsas; y allí donde está el pastor, síganle como ovejas. Absteneos de las
plantas nocivas, que no son cultivadas por Jesucristo, porque no son plantadas
por el Padre. No que haya hallado divisiones entre ustedes, pero sí filtración.
Porque todos los que son de Dios y de Jesucristo están con los obispos; y todos
los que se arrepientan y entren en la unidad de la Iglesia, éstos también serán
de Dios, para que puedan vivir según Jesucristo. No os dejen engañar, hermanos
míos. Si alguno sigue a otro que hace un cisma, no heredará el reino de Dios.
Si alguno anda en doctrina extraña, no tiene comunión con la pasión. (Ignacio 50-100
d.C.)
Son
en verdad infelices, pues al elegir ser falsos profetas, rechazan la gracia de
la profecía en la Iglesia. Se parecen a aquellos que, para evitar mezclarse con
los hipócritas que vienen a la Iglesia, se abstienen también de la comunión con
los hermanos. (Ireneo 180 d.C.)
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