Ahora
bien, Onésimo, de su propia iniciativa os alaba en gran manera por su conducta
ordenada en Dios, porque todos viven en conformidad con la verdad, y no hay
herejía alguna que halle albergue entre ustedes; es más, ni aun escuchan a
nadie si habla de otras cosas excepto lo que se refiere a Jesucristo en verdad.
Porque algunos son propensos a engaño malicioso sobre el Nombre, y lo propagan
y hacen ciertas cosas indignas de Dios. A éstos tienen que evitarlos como si
fueran fieras; porque son perros rabiosos, que muerden a escondidas; contra los
cuales deberíais estar en guardia, porque son difíciles de sanar. (Ignacio 50-100
d.C.)
Absténganse
de las plantas nocivas, que no son cultivadas por Jesucristo, porque no son
plantadas por el Padre. Porque todos los que son de Dios y de Jesucristo están
con los obispos… No se dejen engañar, hermanos míos. Si alguno sigue a otro que
hace un cisma, no heredará el reino de Dios. Si alguno anda en doctrina
extraña, no tiene comunión con la pasión. (Ignacio 50-100 d.C.)
Pero
los que entregaron (varas) verdes y sin marchitar, éstos están también cerca de
ellos; porque eran hipócritas, y trajeron doctrinas extrañas, y pervirtieron a
los siervos de Dios, especialmente a los que no habían pecado, no
permitiéndoles que se arrepintieran, sino persuadiéndoles con sus doctrinas
insensatas. Éstos, pues, tienen esperanza de arrepentirse. (Hermas 150 d.C.)
Acerca
de la teoría de quienes opinan cosas contrarias al Padre nada dice la
Escritura, ni en forma abierta, ni con sus palabras, ni en forma
incontrovertida. Los mismos herejes dan testimonio de ello, cuando afirman que
el Salvador las enseñó en secreto, no a todos sino a algunos discípulos capaces
de entenderlo, y de interpretar su significado por medio de argumentos, enigmas
y parábolas. Llegan incluso a decir que uno es el Dios del que se predica, y
otro el Padre al que se refieren las parábolas y enigmas. (Ireneo 180 d.C.)
Y
del mismo Policarpo se dice que una vez se encontró a Marción, y éste le dijo:
«¿Me conoces?» El le respondió: «Te conozco, primogénito de Satanás». Es que
los Apóstoles y sus discípulos tenían tal reverencia, que no querían dirigir ni
siquiera una mínima palabra a aquellos que adulteran la verdad, como dice San
Pablo: «Después de una o dos advertencias, evita al hereje, viendo que él mismo
se condena y peca sosteniendo una mala doctrina» (Ireneo 180 d.C.)
Si
alguien se atreviese a predicarles lo que los herejes han inventado,
hablándoles en su propia lengua, ellos de inmediato cerrarían los oídos y
huirían muy lejos, pues ni siquiera se atreverían a oír la predicación
blasfema… (Ireneo 180 d.C.)
Por
tanto, quienes no participan de él, ni nutren su vida con la leche de su madre
(la Iglesia), tampoco reciben la purísima fuente que procede del cuerpo de
Cristo. «Cavan para sí mismos cisternas agrietadas», se llenan de pozos
terrenos y beben agua corrompida por el lodo; porque huyen de la fe de la
Iglesia para que no se les convenza de error, y rechazan el Espíritu para no
ser instruidos. Enajenándose de la verdad, revolotean de error en error, andan
fluctuando, opinando ora de un modo, ora de otro, según las ocasiones, y nunca
llegan a afirmarse en una doctrina estable. (Ireneo 180 d.C.)
…
como pediste, recibas de nuestra cosecha todos los argumentos para confundir a
los herejes; y para que, una vez refutados, ya no les permitas volver a caer en
el abismo del error ni ahogarse en el mar de la ignorancia; sino que,
volviéndose al puerto de la verdad, puedan lograr su salvación. (Ireneo 180
d.C.)
En
cambio a los otros, que se apartan de la sucesión original y se reúnen en
cualquier parte, habrá que tenerlos por sospechosos, como herejes que tienen
ideas perversas, o como cismáticos llenos de orgullo y autocomplacencia, o como
hipócritas que no buscan en su actuar sino el interés y la vanagloria… (Ireneo 180
d.C.)
La
Iglesia ha sido plantada como el paraíso en el mundo. «De todo árbol, pues, del
paraíso, pueden comer» (Génesis 2:16), dice el Espíritu de Dios, esto es, comed
de toda la Escritura del Señor, pero no coman con espíritu orgulloso ni toquen
nada de la disensión herética… (Ireneo 180 d.C.)
Está
claro que estas herejías nacieron más tarde y son innovaciones y
desfiguraciones de la antigua y verdadera Iglesia, así como las que surgieron
en tiempos todavía posteriores a ellas. Y creo que resulta evidente después de
lo dicho, que la verdadera Iglesia es una, la realmente primitiva, en la cual
están inscritos los que son predestinados como justos… (Clemente de Alejandría 195
d.C.)
Si
son herejes, no pueden ser cristianos, ya que no han recibido de Cristo lo que
ellos se han escogido por propia elección al admitir el nombre de herejes. No
siendo cristianos, no tienen derecho alguno sobre los escritos cristianos. Con
razón se les ha de decir: ¿Quiénes son? ¿Cuándo llegaron, y de dónde? ¿Qué
hacen en mi terreno, no siendo de los míos? ¿Con qué derecho, Marción, cortas
leña en mi bosque? ¿Con qué permiso, Valentín, desvías el agua de mis fuentes?
¿Con qué poderes, Apeles, mueves mis mojones?... Esta posesión es mía; posesión
antigua y anterior a vosotros. Tengo unos orígenes firmes, desde los mismos
fundadores de la doctrina... (Tertuliano 197 d.C.)
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