martes, 14 de abril de 2015

Familia


Esposos y esposas 

Di a mis hermanas que amen al Señor y estén contentas con sus maridos en la carne y en el espíritu. De la misma manera encargo a mis hermanos en el nombre de Jesucristo que amen a sus esposas, como el Señor amó a la Iglesia. (Ignacio 50-100 d.C.)  

…enseñémonos primero a andar en el mandamiento del Señor; y luego nuestras esposas también, a andar en la fe que les ha sido dada y en amor y pureza, apreciando a sus propios esposos en toda verdad y amando a todos los hombres igualmente en toda castidad, y criando a sus hijos en el temor de Dios. (Policarpo 135 d.C.)  

Pero da a conocer estas palabras a todos tus hijos, y tu esposa será como tu hermana; porque ella tampoco se ha refrenado en el uso de la lengua, con la cual obra mal. (Hermas 150 d.C.) 

Hijos 

No dejes de la mano la educación de tu hijo o de tu hija: desde su infancia enséñales el temor de Dios. (Didaché 80-140 d.C.)  

No levantes tu mano de tu hijo o de tu hija, sino que, desde su juventud, les enseñarás el temor del Señor. (Bernabé 150 d.C.)  

Instruyamos a nuestros jóvenes en la lección del temor de Dios... …Que nuestros hijos sean participantes de la instrucción que es en Cristo; que aprendan que la humildad de corazón prevalece ante Dios, qué poder tiene ante Dios el amor casto, que el temor de Dios es bueno y grande y salva a todos los que andan en él en pureza de corazón y santidad. (Clemente de Roma 30-100 d.C.)  

«Con todo, no es por esto que Dios está enojado contigo, sino con miras a que puedas convenir a tu familia, que ha obrado mal contra el Señor y contra vosotros sus padres. Pero por apego a tus hijos tú no les amonestaste, sino que toleraste que se corrompieran de un modo espantoso. Por tanto, el Señor está enojado contigo. Pero Él quiere curar todos tus pecados pasados, que han sido cometidos en tu familia, porque a causa de sus pecados e iniquidades tú has sido corrompido por las cosas de este mundo. Pero la gran misericordia del Señor tuvo piedad de ti y de tu familia, y te corroborará, y te afianzará en su gloria. Sólo que no seas descuidado, sino que cobres ánimo y robustezcas a tu familia. Porque como el herrero trabajando a martillazos triunfa en la tarea que quiere, así también el recto discurso repetido diariamente vence todo mal. No dejes, pues, de reprender a tus hijos; porque sé que si se arrepienten de todo corazón, serán inscritos en los libros de vida con los santos.» (Hermas 150 d.C.) 

Y esto es lo que estaba escrito: «Hermas, tu simiente ha pecado contra Dios, y han blasfemado del Señor, y han traicionado a sus padres a causa de sus grandes maldades, sí, han conseguido el nombre de traidores de los padres, y, con todo, no sacaron provecho de su traición; y aun añadieron a sus pecados actos inexcusables y maldades excesivas; así que la medida de sus transgresiones fue colmada. Pero da a conocer estas palabras a todos tus hijos, y tu esposa será como tu hermana; porque ella tampoco se ha refrenado en el uso de la lengua, con la cual obra mal. Después que tú les hayas dado a conocer todas estas palabras, que el Señor me mandó que te revelara, entonces todos los pecados que ellos han cometido con anterioridad les serán perdonados… (Hermas 150 d.C.)


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