Reciban
en nombre del Señor a los apóstoles que les visitaren, en tanto permanecieren
un día o dos entre ustedes: el que se quedare durante tres días, es un falso
profeta. Al salir el apóstol, deben proveerle de pan para que pueda ir a la
ciudad donde se dirija: si pide dinero, es un falso profeta. Si el que viniere
a ustedes, fuere un pobre viajero, socórranlo cuanto puedan; pero no debe
quedarse en su casa más de dos o tres días. Si quisiere permanecer entre
ustedes como artista, que trabaje para comer; si no tuviese oficio ninguno,
procuren según su prudencia a que no quede entre ustedes ningún cristiano
ocioso. Si no quisiere hacer esto, es un negociante del cristianismo, del cual
se alejarán. (Didaché 80-140 d.C.)
¿Quién
no admiró su piedad en Cristo, sobria y paciente? ¿Quién no proclamó su
disposición magnífica a la hospitalidad? ¿Quién no los felicitó por su
conocimiento perfecto y sano? (Clemente de Roma 30-100 d.C.)
Por
su fe y su hospitalidad Abraham fue concedido un hijo siendo anciano, y en
obediencia lo ofreció a Dios en sacrificio en uno de los montes que Él le
mostró… Por su hospitalidad y piedad Lot fue salvado de Sodoma, cuando todo el
país de los alrededores fue juzgado por medio de fuego y azufre… Por su fe y su
hospitalidad fue salvada Rahab la ramera. Porque cuando Josué hijo de Nun envió
a los espías a Jericó, el rey del país averiguó que ellos habían ido a espiar
su tierra, y envió a algunos hombres para que se apoderaran de ellos y después
les dieran muerte. Por lo que la hospitalaria ramera los recibió y los
escondió, en el terrado, bajo unos manojos de lino. (Clemente de Roma 30-100
d.C.)
(Los
cristianos) Se contienen de toda unión ilegítima y de toda impureza... No
desprecian a la viuda, no contristan al huérfano; el que tiene, le suministra
abundantemente al que no tiene. Si ven a un forastero, le acogen bajo su techo
y se alegran con él como con un verdadero hermano. Porque no se llaman hermanos
según la carne, sino según el alma... (Arístides 125 d.C.)
Oye
ahora las otras obras que se sigue de ellas: ministrar a las viudas, visitar a
los huérfanos y necesitados, rescatar a los siervos de Dios en sus aflicciones,
ser hospitalario (porque en la hospitalidad se ejerce la benevolencia una y
otra vez) (Hermas 150 d.C.)
Y
de la décima montaña, en que había árboles que cobijaban a ciertas ovejas, los
que creyeron son así: obispos, personas hospitalarias, que reciben alegremente
en sus casas en todo tiempo a los siervos de Dios sin hipocresía. [Estos
obispos] en todo tiempo sin cesar dieron albergue a los necesitados y a las
viudas en sus administraciones, y se condujeron con pureza en todo momento. A
[todos] éstos, pues, les dará asilo el Señor para siempre. Los que han hecho estas
cosas, por consiguiente, son gloriosos a la vista de Dios, y su lugar es ahora
con los ángeles si siguen hasta el fin sirviendo al Señor. (Hermas 150 d.C.)
…los
que nos odiábamos y matábamos, y no compartíamos el hogar con nadie de otra
raza que la nuestra, por la diferencia de costumbres, ahora, después de la
aparición de Cristo, vivimos juntos y rogamos por nuestros enemigos. (Justino
Mártir 160 d.C.)
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