Por
el contrario, cada uno camina, según el mérito de sus acciones, hacia el
castigo o hacia la salvación eterna. Si todos los hombres fuesen conscientes de
esto, nadie escogería la maldad por un momento, sabiendo que así emprendía la
marcha hacia su condena eterna en el fuego, sino que por todos los medios se contendría
y se adornaría con las virtudes, para alcanzar los bienes de Dios y verse libre
de la pena. (Justino Mártir 160 d.C.)
Este
es el Padre de nuestro Señor, por cuya providencia todo sucede, y que
administra todas las cosas con su mandato. Da gratuitamente a quien conviene,
distribuye los dones según los méritos, y castiga con justicia a los ingratos
insensibles a su benignidad. (Ireneo 180 d.C.)
Como
enseñan los Presbíteros, quienes fueren dignos de morar en los cielos, entrarán
en ellos; otros gozarán de las delicias del paraíso; otros poseerán el
esplendor de la ciudad; pero en todas partes verán a Dios, según la medida en
que fueren dignos de contemplarlo. Habrá una diferencia en la habitación de
aquellos que hayan fructificado el ciento por uno, el sesenta o el treinta (Mateo
13:8): unos serán llevados al cielo, otros se detendrán en el paraíso y los
terceros habitarán la ciudad. Por eso dijo el Señor que en la casa de su Padre
hay muchas moradas (Juan 14:2). Todo pertenece a Dios, quien prepara a cada
cual su habitación adecuada, como dijo su Verbo, que el Padre las distribuye a
todos según los méritos de cada uno. Este es el salón de fiesta en el cual
tomarán su lugar y se regocijarán todos los invitados a las bodas… (Ireneo 180
d.C.)
Les
mandó predicar también como acabado este siglo han de resucitar todos los
muertos del mundo, reuniéndose a los mismos cuerpos las almas, cuyos méritos se
han de liquidar con riguroso examen, premiando a los honradores de Dios con
vida eterna, y castigando a los profanos con fuego eterno y continuo. (Tertuliano
197 d.C.)
Nuestro
Dios que una vez destinó día fijo para juzgar a los hombres cuando el mundo se
acabare, no precipita anticipadamente el distinguir las personas antes que se
acabe; que el discernir entre los méritos de las personas, es condición aneja
al acto judicial… (Tertuliano 197 d.C.)
Ciertamente
creemos que los méritos de los mártires y las obras de los justos tienen mucho
poder ante este juez: pero esto será cuando venga el día del juicio, cuando después
del ocaso de este mundo su pueblo se presente ante su tribunal… (Cipriano 250
d.C.)
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