En
cuanto a los tributos y contribuciones, nosotros antes que nadie procuramos
pagarlos a quienes vosotros habéis designado para ello en todas partes: así se
nos enseñó. Cuando se le acercaron algunos para preguntarle si había que pagar
el tributo al César, Él respondió: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción?
Le respondieron: Del César. Entonces les dijo: Den, pues, al César lo que es
del César y a Dios lo que es de Dios (Mateo 22:20-21). Por eso, sólo adoramos a
Dios, pero en todo lo demás les servimos a ustedes con gusto, reconociendo que
son emperadores y gobernantes de los hombres y rogando que, junto con el poder
imperial, se advierta que también son hombres de prudente juicio. (Justino
Mártir 160 d.C.)
«Por
eso pagan tributos, pues son ministros de Dios y en eso ejercitan un servicio»
(Romanos 13:6). El Señor confirmó lo mismo, no haciendo caso de los engaños del
diablo, cuando mandó a Pedro pagar a los cobradores el tributo por sí y por él,
porque «son ministros de Dios y en eso ejercitan un servicio»… (Ireneo 180
d.C.)
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