miércoles, 29 de abril de 2015

Patriotismo


También Santos, cuando esperaban sus verdugos que a fuerza de torturas conseguirían hacerle confesar algún crimen, no dijo su nombre ni el de su nación, ni el de su ciudad, ni aun si era siervo o libre, sino que a todas las preguntas respondía en latín: "Soy cristiano. Esto era para él su nombre, su patria y su raza, y los gentiles no pudieron hacerle pronunciar otras palabras… (Los mártires de Lyon 177 d.C.)  

(Escrito por un crítico pagano del cristianismo) Hay una raza nueva de hombres nacidos ayer, sin patria ni tradiciones, asociados entre sí contra todas las instituciones religiosas y civiles, perseguidos por la justicia, universalmente cubiertos de infamia, pero auto glorificándose con la común execración: son los Cristianos… (Celso 178 d.C.)  

No tenemos nación alguna en la tierra. Por tanto, podemos despreciar las posesiones terrenales. (Clemente de Alejandría 195 d.C.)  

En lo que a ustedes respecta, ustedes son extranjeros en este mundo, ciudadanos de Jerusalén, la ciudad que está en el cielo. Nuestra ciudadanía, dice el apóstol, está en los cielos. (Tertuliano 197 d.C.)  

“A aquellos enemigos de nuestra fe que quisieran exigir que tomáramos armas para defender el imperio y matar a los hombres, respondemos: ‘Los sacerdotes de ustedes que sirven [a sus dioses]... ¿no guardan sus manos de sangre para que puedan ofrendar los sacrificios estipulados a los dioses suyos con manos no manchadas y libres de la sangre humana?’ Aun cuando hay guerra cercana, ustedes no reclutan a los sacerdotes para sus ejércitos. Si ésta, pues, es costumbre alabada, ¿cuánto más no deberían [los cristianos] servir como sacerdotes y ministros de Dios, guardando puras las manos, mientras otros se involucran en la batalla?... Con nuestras oraciones vencemos los demonios que incitan la guerra... En esta manera, prestamos más ayuda a los reyes que aquellos que salen a los campos de la batalla para luchar a su favor... Y no hay otro que luche a favor del rey más que nosotros. De cierto, rehusamos pelear por él aunque lo exigiera. Pero luchamos a favor de él, formando un ejército especial—un ejército de justicia—ofrendando nuestras oraciones a Dios… (Orígenes 225 d.C.)


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