martes, 14 de abril de 2015

Velo


…he aquí, vino hacia mí una virgen ataviada como si saliera de la cámara nupcial, toda blanca y con sandalias blancas, velada hasta la frente, y la cobertura de su cabeza era un turbante… (Hermas 150 d.C.)  

Se ha establecido por mandato que (la mujer) se cubra la cabeza con un velo y también se cubra la cara. Porque es una cosa de impiedad que la belleza sea un tropiezo para el hombre. (Clemente de Alejandría 195 d.C.)  

Que las mujeres entiendan esto. Que deben cubrirse por completo a menos que estén en su casa. Porque esta forma de vestir es sobrio y las proteja de ser miradas... La mujer cristiana nunca caerá si pone delante de sus ojos la modestia y el velo. Tampoco será causa de tropiezo para el hombre por descubrirse el rostro. Por tanto, es la voluntad de la palabra que se deba orar con el velo. (Clemente de Alejandría 195 d.C.)  

“Por causa de los ángeles”; al decir “ángeles” se está refiriendo a los hombres justos y virtuosos. Que use el velo para no ser causa de tropiezo y guíe a la fornicación. (Clemente de Alejandría 195 d.C.)  

Este asunto ha entendido bien los corintios mismos. De hecho, hasta este mismo día las vírgenes (igual que las mujeres) se cubren con el velo. Los discípulos aprueban lo que los apóstoles mandaron. (Tertuliano 160–222 d.C.) 

Sepan que se trata de la cabeza entera. La región que se debe cubrir con el velo, ocupa el mismo espacio que el cabello cuando éste se halla suelto. (Tertuliano 160–222 d.C.)  

Las mujeres paganas de Arabia te juzgarán. Porque no solo cubren la cabeza, sino la cara también. (Tertuliano 160–222 d.C.)  

La mujer no debe presentarse con la cabeza descubierta. (Tertuliano 160–222 d.C.)  

Pero amonestamos a las mujeres que no dejen esta disciplina del velo ni por un momento, ni siquiera por una hora… (Tertuliano 160–222 d.C.)  

Te ruego, seas tú madre, o hermana, o hija virgen, cubre tu cabeza… (Tertuliano 160–222 d.C.)  

Que todas las mujeres tengan la cabeza cubierta con una tela opaca, que no sea un velo transparente, porque eso no cubre en verdad. (Hipólito 200 d.C.)  

¿Qué hará la mujer cristiana si descuidara esta ordenanza? ¿Callará la oración espontánea de agradecimiento? ¿Se enfrentará a la tentación sin el arma de la oración? ¿Dejará de cumplir con su Señor, privando a un alma necesitada de un testimonio? ¿Desafiará al Señor y menospreciará su mandato, orando y testificando sin el velo? ¿Deshonrará a su Señor o usará el velo durante todo el día para así encontrarse todo el tiempo en comunión con su Dios, dispuesta para testificar? (Crisóstomo 344–407 d.C.)
 
 
 

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