Te acordarás, de noche y día, del día del
juicio, y buscarás cada día las personas de los santos. Ya en el ministerio de
la palabra, y caminando para consolar y meditando para salvar un alma por la
palabra, ya ocupado en oficio manual, trabajarás para rescate de tus pecados. (Bernabé
- 150 d.C.)
Sean discípulos de Dios, inquiriendo qué busca
el Señor de ustedes, y obrad de manera que seáis hallados en el día del juicio.
(Bernabé - 150 d.C.)
Estén atentos, pues, hermanos, para que sus
beneficios, que son muchos, no se vuelvan en juicio contra nosotros, si no
andamos como es digno de Él. Por tanto, es bueno que no nos apartemos de su
voluntad. (Clemente de Roma - 30-100 d.C.)
Porque si nos desprendemos de estos goces y
vencemos nuestra alma, rehusando dar satisfacción a sus concupiscencias,
seremos partícipes de la misericordia de Jesús. Porque sabéis que el día del
juicio está acercándose, como un horno encendido, y los poderes de los cielos
se disolverán, y toda la tierra se derretirá como plomo en el fuego, y entonces
se descubrirá el secreto y las obras ocultas de los hombres. (Segunda Clemente –
150 d.C.)
Y los no creyentes verán su gloria y su poder, y
se quedarán asombrados al ver el reino del mundo entregado a Jesús, y dirán: Ay
de nosotros, porque Tú eras, y nosotros no te conocimos y no creímos en Ti; y
no obedecimos a los presbíteros cuando nos hablaban de nuestra salvación. Y su
gusano no morirá, y su fuego no se apagará, y serán hechos un ejemplo para toda
carne. Está hablando del día del juicio, cuando los hombres verán a aquellos
que, entre ustedes, han vivido vidas impías y han puesto por obra falsamente
los mandamientos de Jesucristo. Pero los justos, habiendo obrado bien y sufrido
tormentos y aborrecido los placeres del alma, cuando contemplen a los que han
obrado mal y negado a Jesús con sus palabras y con sus hechos, cuando sean
castigados con penosos tormentos en un fuego inextinguible, darán gloria a
Dios, diciendo: Habrá esperanza para aquel que ha servido a Dios de todo
corazón. (Segunda Clemente – 150 d.C.)
Porque si Dios hubiera dado la recompensa de los
justos inmediatamente, entonces nuestro entrenamiento habría sido un pago
constante y sonante, no un entrenamiento en la piedad; porque no habríamos sido
justos yendo en pos de lo que es piadoso, sino de las ganancias. Y por esta
causa el juicio divino alcanza al espíritu que no es justo, y lo llena de
cadenas. (Segunda Clemente – 150 d.C.)
Si un hombre no se abstiene de la codicia será
corrompido por la idolatría y será juzgado como uno de los gentiles que no
conocen el juicio del Señor. ¡Cómo! ¿No saben que los santos juzgarán al mundo,
según enseña Pablo? (Policarpo - 135 d.C.)
Policarpo dijo: «Tú me amenazas con fuego que
arde un rato y después se apaga; pero no sabes nada del fuego del juicio futuro
y del castigo eterno, que está reservado a los impíos. ¿Por qué te demoras? Haz
lo que quieras.» (Martirio de Policarpo - 155 d.C.)
(Cristo) De nuevo vendrá en la gloria como
Salvador de todos los que se salvan y como Juez de los que son juzgados, para
enviar al fuego eterno a quienes desfiguran su verdad y desprecian a su Padre y
su venida. (Ireneo - 180 d.C.)
¿Y cómo pueden decir que el Padre universal es
sabio, si al mismo tiempo no es juez? Pues si es sabio, puede discernir. Ahora
bien, discernir supone juzgar, y de juzgar se sigue el juicio con
discernimiento justo; pues la justicia lleva al juicio, y cuando un juicio se
hace con justicia, remite a la sabiduría. (Ireneo - 180 d.C.)
Anunció a un solo y único Señor, que en el
tiempo de Noé envió el diluvio para castigar la desobediencia de los seres
humanos, y en tiempo de Lot hizo llover fuego del cielo para castigar los
muchos pecados de los sodomitas. De modo semejante en el día del juicio
castigará la desobediencia y los pecados. Y dijo que ese día sería más
tolerable para Sodoma y Gomorra que para la ciudad o casa que rechazare la
palabra de sus Apóstoles: «Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso piensas alzarte hasta el
cielo? Caerás hasta el infierno. Porque si en Sodoma se hubiesen hecho los
milagros que en ti tuvieron lugar, aún duraría hasta el día de hoy. En verdad
os digo: el día del juicio será más tolerable para los habitantes de Sodoma que
para ustedes» (Ireneo - 180 d.C.)
El día del juicio universal será más tolerable
para los habitantes de Sodoma que para quienes, habiendo visto los milagros que
realizaba, no creyeron en él ni recibieron su doctrina. Porque, así como por su
venida derramó mayor gracia sobre quienes creyeron en él y cumplieron su voluntad,
de igual manera infligirá mayor castigo a quienes no creyeron; pues, siendo
igualmente justo para todos, a quienes más dio, más exigirá (Lucas 12:48).
Cuando digo más, no me refiero a que haya dado a conocer a otro Padre, como de
tantas maneras hemos probado; sino porque su venida derramó sobre el género
humano una más abundante gracia del Padre. (Ireneo - 180 d.C.)
En cuanto a: No juzgará por sola opinión, ni
acusará por solos rumores, sino que juzgará la causa del humilde y tendrá
piedad del humilde de la tierra (Isaías 11:3-4), da a entender con mayor
firmeza su divinidad. Pues juzgar imparcialmente y sin acepción de personas,
sin honrar al ilustre y otorgando al pobre lo que merece en equidad e igualdad
es conforme a la suprema y celeste justicia de Dios. (Ireneo - 180 d.C.)
Resucitado y subido al cielo, aguarda a la
diestra del Padre el momento por Él fijado para juzgar a todos sus enemigos que
a Él habían de ser sometidos. Los enemigos son todos los que fueron hallados en
rebelión: ángeles, arcángeles, principados, tronos, que menosprecian la Verdad.
David afirma aún: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que
ponga a tus enemigos a tus pies (Salmos 109:1). Aún más, David dice que subió
al lugar de donde había bajado: Él sube de los últimos confines del cielo y su
reposo alcanza el otro extremo del cielo. Señala después el juicio al decir:
Ninguno se sustraerá a su ardor (Salmos 18:7). (Ireneo - 180 d.C.)
Rogamos también por los emperadores, por sus
ministros, por las potestades, por el estado del siglo, por la paz de todos y
por la retardación del juicio final… (Tertuliano - 197 d.C.)
Nuestro Dios que una vez destinó día fijo para
juzgar a los hombres cuando el mundo se acabare, no precipita anticipadamente
el distinguir las personas antes que se acabe; que el discernir entre los
méritos de las personas, es condición aneja al acto judicial. (Tertuliano - 197
d.C.)
Ciertamente que si la razón de la resurrección
es para que todos asistan al juicio destinado, y allí oigan del juicio de Dios
la final sentencia, será necesario se exhiba o presente allí el mismo que obró
para que de las obras buenas o malas el mismo que las hizo dé la cuenta. Por
esto han de presentarse también los cuerpos; que el alma sola sin materia, esto
es, sin carne, no padece penas corporales, y porque si las almas han de ser
juzgadas de las obras que hicieron con dependencia del cuerpo (que estando
dentro del cuerpo se merece ó desmerece), es bien sea el cuerpo examinado del
servicio que hizo al alma… (Tertuliano - 197 d.C.)
…después de mil años, durante los cuales se
terminará la resurrección de los santos, que tendrá lugar con mayor o menor
rapidez según haya sido pocos o muchos sus méritos, seguirá la destrucción del
mundo y la conflagración de todas las cosas. Entonces vendrá el juicio, y
cambiados en un abrir y cerrar de ojos en sustancia angélica, es decir,
revistiéndonos de un manto de incorruptibilidad, seremos transportados al reino
celestial… (Tertuliano - 197 d.C.)
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