martes, 8 de septiembre de 2015

Castigos y galardones eternos


Bueno entonces, aprendido que hayamos cuantas justificaciones del Señor quedan escritas, caminemos en ellas. Porque quien éstas cumpliere será glorificado en el reino de Dios; mas quien escogiere lo otro, perecerá con sus obras. De ahí la resurrección, de ahí la recompensa. Si toman de mí algún consejo de buena sentencia, yo suplico a los preeminentes: Tengan entre ustedes a quienes hagan el bien. No lo omitan. Cerca está el día en que todo perecerá juntamente con el maligno. Cerca está el Señor y su galardón. (Bernabé - 150 d.C.)  

A estos hombres de vidas santas se unió una vasta multitud de los elegidos, que en muchas indignidades y torturas, víctimas de la envidia, dieron un valeroso ejemplo entre nosotros. Por razón de los celos hubo mujeres que fueron perseguidas, después de haber sufrido insultos crueles e inicuos, como Danaidas y Dirces, alcanzando seguras la meta en la carrera de la fe, y recibiendo una recompensa noble, por más que eran débiles en el cuerpo. (Clemente de Roma - 30-100 d.C.)  

Por su hospitalidad y piedad Lot fue salvado de Sodoma, cuando todo el país de los alrededores fue juzgado por medio de fuego y azufre; el Señor con ello anunció que no abandona a los que han puesto su esperanza en Él, y que destina a castigo y tormento a los que se desvían. Porque cuando la esposa de Lot hubo salido con él, no estando ella de acuerdo y pensando de otra manera, fue destinada a ser una señal de ello, de modo que se convirtió en una columna de sal hasta este día, para que todos los hombres supieran que los indecisos y los que dudan del poder de Dios son puestos para juicio y ejemplo a todas las generaciones. (Clemente de Roma - 30-100 d.C.)  

Saben, hermanos, que la estancia de esta carne en este mundo es despreciable y dura poco, pero la promesa de Cristo es grande y maravillosa, a saber, el reposo del reino que será y la vida eterna. ¿Qué podemos hacer, pues, para obtenerlos, sino andar en santidad y justicia y considerar que estas cosas del mundo son extrañas para nosotros y no desearlas? Porque si hacemos la voluntad de Cristo hallaremos descanso; pero si no la hacemos, nada nos librará del castigo eterno si desobedecemos sus mandamientos. (Segunda Clemente - 150 d.C.)  

Y los no creyentes verán su gloria y su poder, y se quedarán asombrados al ver el reino del mundo entregado a Jesús, y dirán: Ay de nosotros, porque Tú eras, y nosotros no te conocimos y no creímos en Ti; y no obedecimos a los mensajeros cuando nos hablaban de nuestra salvación. Y su gusano no morirá, y su fuego no se apagará, y serán hechos un ejemplo para toda carne. Está hablando del día del juicio, cuando los hombres verán a aquellos que, entre vosotros, han vivido vidas impías y han puesto por obra falsamente los mandamientos de Jesucristo. Pero los justos, habiendo obrado bien y sufrido tormentos y aborrecido los placeres del alma, cuando contemplen a los que han obrado mal y negado a Jesús con sus palabras y con sus hechos, cuando sean castigados con penosos tormentos en un fuego inextinguible, darán gloria a Dios, diciendo: Habrá esperanza para aquel que ha servido a Dios de todo corazón. (Segunda Clemente - 150 d.C.)  

Bienaventurados los que obedecen estas ordenanzas. Aunque tengan que sufrir aflicción durante un tiempo breve en el mundo, recogerán el fruto inmortal de la resurrección. (Segunda Clemente - 150d.C.)  

Y prestando atención a la gracia de Cristo, despreciaban las torturas del mundo, comprando al coste de una hora el ser librados de un castigo eterno. Y hallaron que el fuego de sus inhumanos verdugos era frío: porque tenían puestos los ojos en el hecho de ser librados del fuego eterno que nunca se apaga; en tanto que los ojos de sus corazones contemplaban las buenas cosas que están reservadas para aquellos que soportan con paciencia cosas que no oyó ningún oído o ha visto ojo alguno, y que nunca han entrado en el corazón del hombre, pero que les fueron mostradas a ellos porque ya no eran hombres, sino ángeles. (Martirio de Policarpo - 155 d.C.)  

Policarpo dijo: «Tú me amenazas con fuego que arde un rato y después se apaga; pero no sabes nada del fuego del juicio futuro y del castigo eterno, que está reservado a los impíos. ¿Por qué te demoras? Haz lo que quieras.» (Martirio de Policarpo - 155 d.C.)  

…algunos de ellos se han arrepentido; y todavía hay», me dijo, «esperanza de arrepentimiento entre ellos. Y todos los que de ellos», me dijo, «se han arrepentido, tienen su residencia dentro de la torre; pero todos los que se han arrepentido tardíamente morarán dentro de los muros; y los que no se arrepintieron, sino que continuaron en sus actos, morirán de muerte. (Hermas - 150 d.C.)  

Por tanto, los que no habían conocido a Dios y cometen maldad son condenados a muerte, pero los que han conocido a Dios y visto sus obras poderosas, y, con todo, cometen maldad, recibirán un castigo doble y morirán eternamente. De esta forma, pues, será purificada la Iglesia de Dios. (Hermas - 150 d.C.) 

Cuando también la creación, renovada y libertada, fructificará muchedumbre de todo género de comida, del rocío del cielo y de la fertilidad de la tierra; a la manera que recuerdan los ancianos que vieron a Juan, discípulo del Señor, habérselo oído a Él, de qué modo enseñaba y hablaba el Señor de aquellos tiempos: "Vendrán días en que nacerán viñas que tendrán cada una diez mil cepas, y en cada cepa diez mil sarmientos, y en cada sarmiento diez mil ramas, y en cada rama diez mil racimos, y en cada racimo diez mil granos, y cada grano prensado dará veinticinco metretas (39,294 litros) de vino.
Y cuando alguno de los santos tomare uno de aquellos racimos, otro gritará: "Yo soy mejor, tómame a mí, bendice por mí al Señor." Igualmente se dará un grano de trigo que producirá diez mil espigas, y cada espiga tendrá diez mil granos, y cada grano dará cinco bilibras de flor de harina clara y limpia. Y así de los demás frutos y semillas y hierba, conforme a la conveniencia de cada uno. Y todos los animales, usando de aquellos alimentos que se reciben de la tierra, se convertirán en pacíficos y unidos entre sí, sujetos a los hombres con toda sujeción. (Papías - 120 d.C.)  

…dicen que el reino de los cielos es goce de ciertos alimentos sensibles. (Papías - 120 d.C.)  

…entonces empezarás a declarar los misterios de Dios; entonces amarás y admirarás a los que son castigados porque no quieren negar a Dios; entonces condenarás el engaño y el error en el mundo; cuando te des cuenta que la vida verdadera está en el cielo, cuando desprecies la muerte aparente que hay en la tierra, cuando temas la muerte real, que está reservada para aquellos que serán condenados al fuego eterno que castigará hasta el fin a los que sean entregados al mismo. Entonces admirarás a los que soportan, por amor a la justicia, el fuego temporal, y los tendrás por bienaventurados cuando veas que el fuego... (Diogneto - 125-200)  

Por el contrario, cada uno camina, según el mérito de sus acciones, hacia el castigo o hacia la salvación eterna. Si todos los hombres fuesen conscientes de esto, nadie escogería la maldad por un momento, sabiendo que así emprendía la marcha hacia su condena eterna en el fuego, sino que por todos los medios se contendría y se adornaría con las virtudes, para alcanzar los bienes de Dios y verse libre de la pena. (Justino Mártir - 160 d.C.)  

Es de saber que el infierno es el lugar donde han de ser castigados los que hubieren vivido inicuamente y no creyeren han de suceder estas cosas que Dios enseñó por medio de Cristo. (Justino Mártir - 160 d.C.)  

El Señor dijo claramente que el fuego está preparado para los transgresores, y lo enseña el resto de las Escrituras, así como también enseñan que Dios todo lo sabe de antemano, y por eso desde el principio preparó este fuego eterno para quienes habrían de hacerse transgresores. (Ireneo - 180 d.C.)  

En cambio los que merecieron el castigo irán a él, con el alma y el cuerpo con los cuales se alejaron de la bondad divina… (Ireneo - 180 d.C.)  

Y así, quien conserve el don de la vida y dé gracias a quien se lo ha dado, recibirá en regalo vivir por los siglos de los siglos; mas quien lo rechace, no se muestre agradecido a su Creador por haberlo creado, y no reconozca al que se lo ha dado, se priva a sí mismo de la vida eterna. Por eso el Señor decía a los que se mostraban desagradecidos a él: «Si no fuisteis fieles en lo pequeño, ¿quién os dará lo más grande?». Con esto quiso decir que, si en esta breve vida temporal se mostraban desagradecidos a aquel que les dio la vida, con justicia no recibirán «largos años por los siglos de los siglos»… (Ireneo - 180 d.C.)  

(Cristo) De nuevo vendrá en la gloria como Salvador de todos los que se salvan y como Juez de los que son juzgados, para enviar al fuego eterno a quienes desfiguran su verdad y desprecian a su Padre y su venida. (Ireneo - 180 d.C.)  

Sólo la serpiente es maldita. Toda la maldición recayó sobre la serpiente que los había seducido: «Y Dios dijo a la serpiente: Porque has hecho esto, serás maldita entre todos los animales domésticos y las fieras de la tierra» (Génesis 3:14). Esto mismo dirá el Señor en el Evangelio a quienes encuentre a su izquierda: «Apartaos, malditos, al fuego eterno que mi Padre preparó para el diablo y sus ángeles» (Mateo 25:41). Con esto quiso dar a entender que el fuego eterno no fue en un principio preparado para el ser humano, sino para aquel que lo sedujo y lo arrastró al pecado; es decir, para el «príncipe de la apostasía» (o sea de «la separación») y para los ángeles que apostataron junto con él. Y justamente también recibirán este castigo quienes, de modo semejante a ellos, perseveren en las obras del mal, sin conversión y arrepentimiento. (Ireneo - 180 d.C.)  

«El día del Señor es como un horno ardiente, y los pecadores serán como paja que arderá el día que está por venir» (Malaquías 3:19). ¿Y quién es el Señor que ha de venir en ese día? Lo dice Juan el Bautista hablando de Jesucristo: «El os bautizará en el Espíritu Santo y fuego. Tiene el bieldo en su mano para limpiar su era, juntará el fruto en el granero y quemará la paja en fuego inextinguible» (Ireneo - 180 d.C.)  

Y como entonces los injustos, idólatras y fornicadores perdieron la vida, así también ahora el Señor predicó que enviará a los tales al fuego eterno (Mateo 25:41), como dice el Apóstol: «¿Acaso ignoran que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se engañen: ni los fornicadores, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni quienes se acuestan con otros hombres, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los rapaces poseerán el reino de Dios»… (Ireneo - 180 d.C.) 

En uno y otro Testamento se trata de la misma justicia en el juicio de Dios; sólo se diferencian en que, en el primero, se expresa en figura, de modo temporal y más limitado, y en el segundo de manera real, verdadero, para siempre y con precisión; pues el fuego es eterno, y del cielo se ha de revelar la cólera de Dios (Romanos 1:18) «lejos de la presencia del Señor» (2 Tesalonicenses 1:9), como dice David: «El rostro del Señor se vuelve a los que hacen el mal para borrar de la tierra su recuerdo» (Salmos 34[33]:17). El castigo será mayor para los que caen en su justicia. …de esta manera se amplió también el castigo de aquellos que no creen en la Palabra de Dios, que desprecian su venida y se vuelven atrás, pues ya no será temporal sino eterno. A tales personas el Señor dirá: «Apártense de mí, malditos, al fuego eterno» (Mateo 25:41), y serán para siempre condenados. Pero también dirá a otros: «Vengan, benditos de mi Padre, reciban en herencia el reino preparado para ustedes desde siempre» (Ireneo - 180 d.C.)  

…el Señor cuando condena para siempre a los que condena y eternamente salva a los que salva. (Ireneo - 180 d.C.)  

El día del juicio universal será más tolerable para los habitantes de Sodoma que para quienes, habiendo visto los milagros que realizaba, no creyeron en él ni recibieron su doctrina. Porque, así como por su venida derramó mayor gracia sobre quienes creyeron en él y cumplieron su voluntad, de igual manera infligirá mayor castigo a quienes no creyeron; pues, siendo igualmente justo para todos, a quienes más dio, más exigirá (Lucas 12:48). Cuando digo más, no me refiero a que haya dado a conocer a otro Padre, como de tantas maneras hemos probado; sino porque su venida derramó sobre el género humano una más abundante gracia del Padre… (Ireneo - 180 d.C.)  

…mas también ha preparado el fuego eterno para el diablo, príncipe de la apostasía, y para los ángeles que con él se le apartaron. El Señor dice que serán arrojados al fuego aquellos que están a su izquierda (Mateo 25:41). Y lo mismo dice el profeta: «Yo soy un Dios celoso, construyo la paz y condeno el mal» (Isaías 45:7). Construye la paz para quienes se arrepienten y se convierten a Él: los llama a la amistad y a la unidad. En cambio prepara el fuego eterno y las tinieblas exteriores, grandes males para quienes caen en ellos, para los impenitentes que huyen de su luz. (Ireneo - 180 d.C.)  

La muerte y el infierno fueron echados al estanque de fuego. Ese estanque de fuego es la muerte segunda» (Apocalipsis 20:12-14). Lo llamamos gehenna, y el Señor lo describió como «fuego eterno» (Mateo 25:41): «Y si alguien no se encontró escrito en el libro de la vida, fue arrojado al estanque de fuego» (Apocalipsis 20:15). (Ireneo - 180 d.C.)  

Como enseñan los Presbíteros, quienes fueren dignos de morar en los cielos, entrarán en ellos; otros gozarán de las delicias del paraíso; otros poseerán el esplendor de la ciudad; pero en todas partes verán a Dios, según la medida en que fueren dignos de contemplarlo.

Habrá una diferencia en la habitación de aquellos que hayan fructificado el ciento por uno, el sesenta o el treinta (Mateo 13:8): unos serán llevados al cielo, otros se detendrán en el paraíso y los terceros habitarán la ciudad. Por eso dijo el Señor que en la casa de su Padre hay muchas moradas (Juan 14:2). Todo pertenece a Dios, quien prepara a cada cual su habitación adecuada, como dijo su Verbo, que el Padre las distribuye a todos según los méritos de cada uno. Este es el salón de fiesta en el cual tomarán su lugar y se regocijarán todos los invitados a las bodas… (Ireneo - 180 d.C.)  

Les mandó predicar también como acabado este siglo han de resucitar todos los muertos del mundo, reuniéndose á los mismos cuerpos las almas, cuyos méritos se han de liquidar con riguroso examen, premiando a los honradores de Dios con vida eterna, y castigando a los profanos con fuego eterno y continuo. (Tertuliano - 197 d.C.) 

Ya conocieron también vuestros filósofos la diferencia del fuego público y secreto. Así que uno es el fuego que sirve al uso humano; otro el oculto, ministro de la justicia de Dios… El fuego de los volcanes quema y no gasta, repara destruyendo, pues duran los montes que siempre arden… Esto será, pues, el testimonio de la eternidad del fuego que no se acaba; éste el ejemplo de la continua justicia que alimenta la pena. Los montes arden y duran. ¡Qué será de los condenados! ¡Qué de los enemigos de Dios! (Tertuliano - 197 d.C.)  

El alma será recompensada de acuerdo a lo que merece. O será destinada a obtener la herencia de la dicha y la vida eterna, si es que sus obras hayan ganado ese premio, o será entregada al fuego y los castigos eternos, si la culpa de sus delitos le hayan condenado a eso… (Orígenes - 225 d.C.)  

Nosotros tenemos por patria el paraíso, por padres a los patriarcas; ¿por qué, pues, no nos apresuramos y volvemos para ver a nuestra patria para poder saludar a nuestros padres? Nos esperan allí muchas de nuestras personas queridas, nos echa de menos la numerosa turba de padres, hermanos, hijos, seguros de su salvación, pero preocupados todavía por la nuestra. ¡Qué alegría tan grande para ellos y nosotros llegar a su presencia y abrazarlos, qué placer disfrutar allá del reino del cielo sin temor de morir y qué dicha tan soberana y perpetua con una vida sin fin! Allí el coro glorioso de los apóstoles, allí el grupo de los profetas gozosos, allí la multitud de innumerables mártires que están coronados por los méritos de su lucha y sufrimientos, allí las vírgenes que triunfaron de la concupiscencia de la carne con el vigor de la castidad, allí los galardonados por su misericordia, que hicieron obras buenas, socorriendo a los pobres con limosnas, que, por cumplir los preceptos del Señor, transfirieron su patrimonio terreno a los tesoros del cielo. Corramos, hermanos amadísimos, con insaciable anhelo tras éstos, para estar enseguida con ellos; deseemos llegar pronto a Cristo. Vea Dios estos pensamientos, y que Cristo contemple estos ardientes deseos de nuestro espíritu y fe; Él otorgará mayores mercedes de su amor a los que tuvieren mayores deseos de Él… (Cipriano - 250 d.C.)

 

 

 

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