Velen por vuestra vida; procurando que estén
ceñidos sus lomos y sus lámparas encendidas, y estén dispuestos, porque no
saben la hora en que vendrá el Señor. …Entonces aparecerán las señales de la
verdad. Primeramente será desplegada la señal en el cielo, después la de la
trompeta, y en tercer lugar la resurrección de los muertos, según se ha dicho:
«El Señor vendrá con todos sus santos» ¡Entonces el mundo verá al Señor
viniendo en las nubes del cielo! (Didaché - 80-140 d.C.)
Atiendan, hijos, qué quiere decir lo de: las
acabó en seis días. Esto significa que en seis mil años consumará todas las
cosas el Señor, pues un día es para Él mil años. Lo cual, Él mismo lo
atestigua, diciendo: He aquí que el día del Señor será como mil años. Por lo
tanto, hijos, en seis días, es decir, en los seis mil años, se consumarán todas
las cosas. Y descansó en el día séptimo. Esto quiere decir: Cuando venga su
hijo y destruya el siglo del inicuo y juzgue a los impíos y mudare el sol, la
luna y las estrellas, entonces descansará de verdad en el día séptimo. (Bernabé
- 150 d.C.)
Asimismo, vengamos aquí con más frecuencia, y
esforcémonos en progresar en los mandamientos del Señor, para que, unánimes,
podamos ser reunidos para vida. Porque el Señor ha dicho: Vengo para congregar
a todas las naciones, tribus y lenguas. Al decir esto habla del día de su
aparición, cuando vendrá a redimirnos, a cada uno según sus obras. Y los no
creyentes verán su gloria y su poder, y se quedarán asombrados al ver el reino
del mundo entregado a Jesús, y dirán: Ay de nosotros, porque Tú eras, y
nosotros no te conocimos y no creímos en Ti; y no obedecimos a los presbíteros
cuando nos hablaban de nuestra salvación. Y su gusano no morirá, y su fuego no
se apagará, y serán hechos un ejemplo para toda carne. Está hablando del día
del juicio, cuando los hombres verán a aquellos que, entre vosotros, han vivido
vidas impías y han puesto por obra falsamente los mandamientos de Jesucristo.
Pero los justos, habiendo obrado bien y sufrido tormentos y aborrecido los
placeres del alma, cuando contemplen a los que han obrado mal y negado a Jesús
con sus palabras y con sus hechos, cuando sean castigados con penosos tormentos
en un fuego inextinguible, darán gloria a Dios, diciendo: Habrá esperanza para
aquel que ha servido a Dios de todo corazón. (Segunda Clemente – 150 d.C.)
(Cristo) De nuevo vendrá en la gloria como
Salvador de todos los que se salvan y como Juez de los que son juzgados, para
enviar al fuego eterno a quienes desfiguran su verdad y desprecian a su Padre y
su venida. (Ireneo - 180 d.C.)
(Dios envió) su Hijo Jesucristo, el cual nos
rescató de la apostasía mediante su sangre a fin de que fuésemos el pueblo
santo el mismo que un día volverá de los cielos con el poder del Padre para
juzgar a todos y para dar los bienes divinos a cuantos observen sus mandatos. (Ireneo
- 180 d.C.)
Cristo, «descendió a los lugares inferiores de
la tierra» (Efesios 4:9), para ver con sus propios ojos lo que faltaba de
completar a la creación, sobre lo cual dijo a sus discípulos: «Muchos profetas
y justos desearon ver y oír lo que ustedes ven y oyen» (Mateo 13:17) Cristo
descendió no sólo en favor de aquellos que creyeron en tiempos del César
Tiberio; ni el Padre pensó de antemano sólo en los seres humanos de hoy, sino
en todos los hombres que desde el principio, en su propio origen, temieron y
amaron a Dios según sus capacidades, se comportaron con el prójimo con piedad y
justicia, y desearon ver a Cristo y escuchar su voz. Por este motivo en su
segunda venida despertará del sueño y hará resurgir en primer lugar a éstos,
antes de los demás que serán juzgados, para introducirlos en su Reino. (Ireneo
- 180 d.C.)
«Cristo ya no muere, pues la muerte no tiene
dominio sobre él» (Romanos 6:9); sino que el Hijo vendrá en la gloria del Padre
(Mateo 16:27) para exigir de los administradores el dinero que les entregó para
que lo hiciesen producir (Mateo 25:14-30), y a quienes dio más, más les exigirá
(Lucas 12:48). (Ireneo - 180 d.C.)
Cristo, vendrá sobre las nubes (Daniel 7:13),
para iniciar el día que será como un fuego ardiente (Malaquías 4:1), herirá la
tierra con la Palabra de su boca y con el soplo de sus labios matará a los
impíos (Isaías 11:4), tendrá en su mano el bieldo para limpiar su era, recogerá
el trigo en el granero y quemará la paja en fuego inextinguible (Mateo 3:12; Lucas
3:17). (Ireneo - 180 d.C.)
Otros lo vieron en la figura de un Hijo de
Hombre que venía sobre las nubes (Daniel 7:13), y dijeron de él: «Verán al que
traspasaron» (Zacarías 12:10). Dieron a conocer su venida, como él mismo dice: «
¿Acaso cuando venga el Hijo del Hombre encontrará fe sobre la tierra?» (Lucas
18:8), y Pablo escribe: «Si es justo ante Dios retribuir con aflicción a
quienes os afligen, vosotros los afligidos, descansaréis con nosotros cuando
del cielo se revele el Señor Jesús junto con los poderosos ángeles en la llama
de fuego» (Ireneo - 180 d.C.)
Por eso el Señor decía a sus discípulos, a fin
de prepararnos para ser buenos trabajadores: «Estén alerta siempre y vigilantes
en todo momento, para que sus corazones no entorpezcan por comilonas,
borracheras y preocupaciones profanas, porque de golpe les puede caer aquel
día: pues llegará como un ladrón sobre cuántos habitan en la faz de la tierra»
(Lucas 21:34-36). «Tengan ceñidas las cinturas y encendidas las lámparas, como
siervos que esperan a su señor» (Lucas 12:35-36). «Así como sucedió en los días
de Noé -comían, bebían, compraban, vendían y se casaban, y nada advirtieron
hasta que Noé entró en el arca, el diluvio se les vino encima y anegó a todos-,
y como sucedió en tiempos de Lot -comían, bebían, compraban, vendían, plantaban
y construían; hasta el día en que Lot huyó de Sodoma, llovió fuego del cielo y
acabó con todos-, así sucederá el día en que venga el Hijo del Hombre» (Ireneo
- 180 d.C.)
Cuando el Anticristo devastare todas las cosas en
este mundo, y hubiese reinado durante tres años y seis meses, sentado en el
templo de Jerusalén, entonces el Señor vendrá entre las nubes del cielo en la
gloria del Padre (Mateo 16:27). Entonces lo enviará al lago de fuego con sus
seguidores (Apocalipsis 19:20), e instaurará el tiempo del reino para los
justos, es decir el descanso, el séptimo día santificado, y cumplirá a Abraham
la promesa de la herencia. Este es el reino al cual, según la palabra del
Señor, muchos vendrán de oriente y occidente, para tomar su lugar junto con
Abraham, Isaac y Jacob… (Ireneo - 180 d.C.)
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