Todos los que defienden falsas teorías, y
movidos por la Ley de Moisés piensan que ésta es diferente y aun contraria a la
doctrina del Evangelio, no han puesto empeño en buscar los motivos de las
diferencias entre los dos Testamentos… Por nuestra parte, más adelante
trataremos sobre el motivo de la diferencia entre los dos Testamentos, y acerca
de la unidad y acuerdo entre ambos. (Ireneo - 180 d.C.)
«El Señor me mandó en aquel momento enseñarles
estos preceptos y mandatos» (Deuteronomio 4:14). Por este motivo en el Nuevo
Testamento de la libertad abolió los mandamientos que les había dado como en
figura para el estado de servidumbre… (Ireneo - 180 d.C.)
En uno y otro Testamento se trata de la misma
justicia en el juicio de Dios; sólo se diferencian en que, en el primero, se
expresa en figura, de modo temporal y más limitado, y en el segundo de manera
real, verdadero, para siempre y con precisión; pues el fuego es eterno, y del
cielo se ha de revelar la cólera de Dios… El castigo será mayor para los que
caen en su justicia. De esta manera se amplió también el castigo de aquellos
que no creen en la Palabra de Dios… (Ireneo - 180 d.C.)
Todos los Apóstoles, en efecto, enseñaron que
los dos Testamentos corresponden a dos pueblos, mas uno solo y el mismo es Dios
que dispuso uno y otro para el bien de la humanidad, ya que dio el primer
Testamento a quienes empezaban a creer en Dios, como hemos demostrado en el
libro tercero a partir de la doctrina de los Apóstoles. Y no se dio este primer
Testamento en vano, ni sin una finalidad, ni al acaso; sino que sometió al
servicio de Dios a aquellos a quienes se les dio para su propio provecho, pues
Dios no necesita del servicio de los seres humanos. Además, se les dio como una
figura de los bienes celestiales, porque los seres humanos aún no eran capaces
de soportar a ojo desnudo la visión de las cosas divinas; también prefiguró las
realidades de la Iglesia, a fin de que se afirmase nuestra fe; pues llevaba en
sí la profecía de los bienes futuros, con el objeto de enseñar al género humano
que Dios conoce de antemano todas las cosas. (Ireneo - 180 d.C.)
(Un crítico pagano del cristianismo) Una última
observación se impone: suponiendo que Jesús, en conformidad con los profetas de
Dios y de los Judíos, fuese el hijo de Dios, ¿cómo es que el Dios de los Judíos
les ordenó, por medio de Moisés, que procurasen las riquezas y el poder, que se
multiplicasen hasta llenar la tierra, que masacrasen a sus enemigos sin
perdonar siquiera a los niños y exterminar coda la raza, lo que él mismo hace
ante sus propios ojos, tal como cuenta Moisés? ¿Por qué los amenaza él, si
desobedecieron sus mandamientos, de tratarlos como enemigos declarados,
mientras que el Hijo, el Nazareno, formula preceptos completamente opuestos: el
rico no tendrá acceso hasta el Padre, ni el que ambiciona el poder, ni el que
ama la sabiduría y la gloria; no nos debemos inquietar con las necesidades de
subsistencia más que los cuervos; es necesario preocuparnos menos de la
vestimenta que los lirios; si os diesen una bofetada es preciso aprestarse a
recibir una segunda? ¿Quién miente entonces: Moisés o Jesús? ¿Será que el
Padre, cuando envió al Hijo, se olvidó de lo que le había dicho a Moisés?
¿Habrá cambiado de opinión, renegado de sus propias leyes y encargado a su
heraldo el promulgar otras completamente contrarias? (Celso, crítico pagano del
cristianismo - 178 d.C.)
El Antiguo Testamento no es «evangelio» (buena
nueva), porque no muestra al que había de venir, sino que lo anuncia; en
cambio, todo el Nuevo Testamento es evangelio, porque no sólo dice como al
comienzo del evangelio: «Aquí está el cordero de Dios, el que quita el pecado
del mundo» (Juan 1:29), sino que contiene diversas alabanzas y enseñanzas de
aquel por quien el Evangelio es evangelio… (Orígenes - 225 d.C.)
La antigua alianza sombra de la realidad celeste,
que ya está presente en la Iglesia. (Orígenes - 225 d.C.)
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