Y lo que Moisés dijo: No comerán cerdo ni
águila, ni gavilán ni cuervo, ni pez alguno que no tenga escamas, no es sino
que tomó tres símbolos en inteligencia. Por lo demás, se les dice en el
Deuteronomio: Y estableceré con este mi pueblo justificaciones. Luego no está
el mandamiento del Señor en no comer, sino que Moisés habló en espíritu.
Ahora bien, el cerdo lo dijo por lo siguiente:
"No te juntarás—dice—-con hombres tales que son semejantes a los cerdos;
es decir, que cuando lo pasan prósperamente, se olvidan del Señor… Tampoco
comerás el águila, ni el gavilán, ni el milano, ni el cuervo. No te
juntarás—dice—ni te asemejarás a hombres tales, que no saben procurarse el
alimento por medio del trabajo y del sudor… (Bernabé - 150 d.C.)
En conclusión, tomando Moisés tres símbolos
sobre los alimentos, así habló en espíritu mas ellos lo entendieron, conforme
al deseo de la carne, como si se tratara de la comida. (Bernabé - 150 d.C.)
Porque algunos, a causa de sus excesos en la
comida, acarrean debilidad a la carne, y dañan su carne, mientras que la carne
de los que no tienen nada que comer es dañada por no tener suficiente
nutrición, y su cuerpo es echado a perder. Este exclusivismo, pues, es
perjudicial para vosotros los que tenéis y no compartís con los que tienen
necesidad. (Hermas - 150 d.C.)
… ni observan la superstición de los judíos…
Pero, además, sus escrúpulos con respecto a las carnes, y su superstición con referencia
al sábado y la vanidad de su circuncisión y el disimulo de sus ayunos y lunas
nuevas, yo [no] creo que sea necesario que tú aprendas a través de mí que son
ridículas e indignas de consideración alguna. (Epístola a Diogneto - 125-200)
Porque los cristianos no se
distinguen del resto de la humanidad ni en la localidad, ni en el habla, ni en
las costumbres. Pero si bien residen en ciudades de griegos y bárbaros, según
ha dispuesto la suene de cada uno, y siguen las costumbres nativas en cuanto a
alimento… (Epístola a Diogneto - 125-200)
El alma, cuando es tratada duramente en la
cuestión de carnes y bebidas, es mejorada; y lo mismo los cristianos cuando son
castigados aumentan en número cada día. (Epístola a Diogneto - 125-200)
¿Qué han producido que merezca respeto, con su
filosofía? ¿Quién de entre los que pasan por los más notables estuvo exento de
arrogancia? Diógenes, que con la fanfarronada de su tonel ostentaba su
independencia, se comió un pulpo crudo y, atacado de un cólico, murió de
intemperancia; Aristipo, paseándose con su manto de púrpura, se entregaba a la
disolución con apariencias de gravedad; Platón, con toda su filosofía… (Taciano
- 160 d.C.)
Después del diluvio, Dios estableció un pacto de
alianza con el mundo entero… Y cambió de alimento a los hombres, dándoles orden
de comer carne, pues a partir de la primera criatura, Adán, hasta el diluvio,
los hombres se alimentaban de solos granos y frutos de árboles; pero el
alimento de la carne no les estaba permitido. (Ireneo - 180 d.C.)
Alcibíades, uno de los mártires, llevaba una
vida dura y mortificada, vivía sólo de pan y agua. Como en la cárcel quisiera
seguir el mismo régimen, después de ser expuestos por primera vez en el
anfiteatro, le fue revelado a Atalo que Alcibíades no obraba bien en no querer
usar de las criaturas de Dios, y porque era ocasión de escándalo para los
demás. Al punto obedeció Alcibíades, y en adelante usó sin distinción de todos
los alimentos, dando gracias al Señor. La gracia divina no dejo de asistirlos,
siendo su guía y consejero el Espíritu Santo." (Los mártires de Lyon - 177
d.C.)
Los cristianos no comemos sangre de animales, ni
mortecinos… porque se persuaden con certeza que el cristiano que come sangre se
desvía de su ley. (Tertuliano - 197 d.C.)
…no es de provecho la hartura del cuerpo cuando
el espíritu padece hambre. (Tertuliano - 197 d.C.)
Por esto mismo, para que aumenten sus fuerzas, a
los atletas se los pone también aparte, y se los aleja de los placeres
sensuales, de las comidas delicadas y de las bebidas enervantes. Los violentan,
los mortifican y los fatigan porque cuanto más se hubieran ejercitado, tantos
más seguros estarán de la victoria. Y éstos, según el Apóstol, lo hacen para
conseguir una corona perecedera, mientras que ustedes para alcanzar una eterna…
(Tertuliano - 197 d.C.)
¿Cuándo aprenderá la templanza el que ya está
acostumbrado a las buenas cenas y a los grandes banquetes? (Cipriano - 250
d.C.)
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