martes, 15 de diciembre de 2015

Cruz


Mi espíritu es cual un desecho por razón de la Cruz, que es una piedra de tropiezo para los que no creen, pero para nosotros salvación y vida eterna. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el que disputa? ¿En qué se glorían los que son llamados prudentes? (Ignacio - 50-100)  

Que vengan el fuego, y la cruz, y los encuentros con las fieras [dentelladas y magullamientos], huesos dislocados, miembros cercenados, el cuerpo entero triturado, vengan las torturas crueles del diablo a asaltarme. Siempre y cuando pueda llegar a Jesucristo. (Ignacio - 50-100 d.C.)  

Pero, para mí, mi escritura fundacional es Jesucristo, la carta inviolable de su cruz, y su muerte, y su resurrección, y la fe por medio de Él; en la cual deseo ser justificado por medio de vuestras oraciones. (Ignacio - 50-100 d.C.)  

Doy gloria a Jesucristo el Dios que os concede tal sabiduría; porque he percibido que estáis afianzados en fe inamovible, como si estuvierais clavados a la cruz del Señor Jesucristo, en carne y en espíritu, y firmemente arraigados en amor en la sangre de Cristo… (Ignacio - 50-100 d.C.)  

Por eso aun en nuestros tiempos lo que se lee en la Ley les parece una fábula a los judíos. Es que no tienen aquello que lo explica todo, como es lo que toca a la venida del Hijo de Dios hecho hombre. En cambio para los cristianos, cuando lo leen, se convierte en el tesoro escondido en el campo, revelado y explicado por la cruz de Cristo, que les da inteligencia a los seres humanos y muestra la sabiduría de Dios… (Ireneo - 180 d.C.)  

La voluntad de Dios es la que Cristo enseñó y cumplió: …unirse inseparablemente a su amor, abrazarse a su cruz con fortaleza y confianza; si se ventila su nombre y honor, mostrar en las palabras la firmeza con la que le confesamos; en los tormentos, la confianza con que luchamos; en la muerte, la paciencia por la que somos coronados. Esto es querer ser coherederos de Cristo, esto es cumplir el precepto de Dios, esto es cumplir la voluntad del Padre… (Cipriano - 250 d.C.)  

Pablo, ya no se gloría en nada sino en “la cruz de nuestro Señor Jesucristo”, por la cual está crucificado al mundo y el mundo lo está para él. Y no sólo fue crucificado con Cristo y está crucificado al mundo, sino que también ha sido sepultado con Cristo, pues dice Pablo: “Hemos sido sepultados con Cristo”… (Orígenes - 225 d.C.)

 

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