lunes, 7 de diciembre de 2015

Paraíso


Las manos de Dios se habían acostumbrado en Adán a ordenar, sostener y apoyar a su criatura, y a ponerla y cambiarla a donde querían. ¿Dónde fue colocado el primer hombre? En el paraíso, como dice la Escritura: «Y Dios plantó un jardín en el Edén, hacia el oriente, y ahí puso al hombre que había formado» (Génesis 2:8). De ahí fue arrojado a este mundo, una vez que pecó. Por eso dicen los presbíteros, discípulos de los Apóstoles, que allá se llevó a quienes fueron trasladados (porque el paraíso se preparó para los justos, portadores del Espíritu: ahí fue elevado también Pablo, que escuchó palabras inefables para quienes vivimos en este mundo (2 Corintios 12:4). Allí permanecen hasta la consumación (de los siglos) preludiando la incorrupción. (Ireneo - 180 d.C.)  

… el hombre, era aún pequeño, como niño, y debía crecer para llegar a la madurez. Y a fin que se alimentara y desarrollara con gozo y alegría, le fue preparado un sitio mejor que este mundo, superior a él por el aire, la belleza, la luz, el alimento, las plantas, los frutos, las aguas y todas las demás cosas necesarias para la vida. Y este lugar tiene por nombre Jardín. El Jardín era tan bello y agradable que el Verbo de Dios se personaba con frecuencia en él; se paseaba y entretenía con el hombre prefigurando lo que había de suceder en el futuro, es decir, que el Verbo de Dios se haría conciudadano del hombre y conversaría y habitaría con todos los hombres enseñándoles la justicia. Pero el hombre era todavía niño y no tenía aún pleno uso de razón, de ahí que le fuera fácil al seductor engañarle. (Ireneo - 180 d.C.)  

Si nombramos el paraíso (lugar de divina amenidad, destinado para hospicio de las almas santas, que la distingue de la noticia de este orbe la flamante zona de la espada del Querubín) no lo creen, porque todo el crédito lo tiene ocupado la fe de los campos Elíseos que describen los poetas… (Tertuliano - 197 d.C.)
 
 

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