Y,
en efecto, hermanos míos, templo santo es para el Señor la morada de nuestro
corazón. Porque dice otra vez el Señor: ¿Y en qué seré visto por el Señor mi
Dios y seré glorificado? Dice: Te confesaré en la reunión de mis hermanos y te
cantaré himnos en medio de la congregación de los santos. Luego nosotros somos
los que introdujo en la tierra buena. (Bernabé - 150 d.C.)
Pues
inquiramos si existe un templo de Dios: Existe, ciertamente, allí donde Él
mismo dice que lo ha de hacer y perfeccionar. Está, efectivamente, escrito: Y
será, cumplida la semana, que se edificará el templo de Dios gloriosamente en
el nombre del Señor. Hallo, pues, que existe un templo. ¿Cómo se edificará en
el nombre del Señor? Aprendedlo. Antes de creer nosotros en Dios, la morada de
nuestro corazón era corruptible y flaca, como templo verdaderamente edificado a
mano, pues estaba llena de idolatría y era casa de demonios, porque no hacíamos
sino cuanto era contrario a Dios. Mas se edificará en el nombre del Señor.
Atiendan a que el templo del Señor se edifique gloriosamente. ¿De qué manera?
Apréndanlo. Después de recibido el perdón de los pecados, y por nuestra
esperanza en el Nombre, fuimos hechos nuevos, creados otra vez desde el
principio. Por lo cual, Dios habita verdaderamente en nosotros, en la morada de
nuestro corazón. ¿De qué manera? Porque en nosotros mora la palabra de su fe,
el llamamiento de su promesa, la sabiduría de sus justificaciones, los
mandamientos de su doctrina; profetizando Él mismo en nosotros, morando Él en
persona dentro de nosotros, abriéndonos la puerta del templo, es decir, nuestra
boca; dándonos penitencia, nos introduce a nosotros, que estábamos esclavizados
por la muerte, en el templo incorruptible. Y es así que quien desea salvarse no
mira a un hombre, sino al que mora y habla dentro de sí, maravillado de no
haber oído jamás antes las palabras de la boca de quien hablaba y no tener él
siquiera deseo de escucharle. Este es templo espiritual que se edifica para el
Señor. (Bernabé - 150 d.C.)
Y
que nadie entre ustedes diga que esta carne no va a ser juzgada ni se levanta
otra vez. Entended esto: ¿En qué fuisteis salvados? ¿En qué recobrasteis la
vista si no fue en esta carne? Por tanto hemos de guardar la carne como un
templo de Dios; porque de la misma manera que fuisteis llamados en la carne,
seréis llamados también en la carne. (Segunda Clemente – 150 d.C.)
Ustedes
son piedras de un templo, preparadas de antemano para un edificio de Dios el
Padre, siendo elevadas hacia lo alto por medio del motor (instrumento) de
Jesucristo, que es la Cruz, y usando como cuerda el Espíritu Santo. (Ignacio - 50-100)
Hagamos
todas las cosas considerando que El vive en nosotros, para que podamos ser sus
templos, y Él mismo pueda estar en nosotros como nuestro Dios. (Ignacio - 50-100)
Apresúrense
a congregaros, como en un solo templo, Dios; como ante un altar, Jesucristo,
que vino de un Padre y está con un Padre y ha partido a un Padre. (Ignacio - 50-100)
…mantengan
su carne como un templo de Dios; amad la unión; eviten las divisiones; sean
imitadores de Jesucristo como Él mismo lo era de su Padre. (Ignacio - 50-100)
Dios,
también quiere que nosotros ofrezcamos en el altar el don, con frecuencia y sin
cesar nunca. Porque hay un altar en los cielos, al que todas nuestras
oblaciones se dirigen; y un templo, como Juan dice en el Apocalipsis: «Se abrió
el templo de Dios» (Apocalipsis 11:19); y sobre el santuario: «Apareció el
santuario de Dios, en el que habitará junto con los hombres» (Apocalipsis 21:3).
(Ireneo - 180 d.C.)
Algo
semejante sucedió a Salomón: solía juzgar rectamente, hablar con sabiduría,
edificó un templo que fue figura del verdadero… (Ireneo - 180 d.C.)
Por
eso dice que la carne plasmada es templo de Dios: «¿No sabéis que sois templos
de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno violase el
templo de Dios, Dios lo destruirá; porque el templo de Dios es sagrado, y éste
sois vosotros» (1 Corintios 3:16). Abiertamente llama templo al cuerpo en el
cual habita el Espíritu. Así como dice el Señor: «Destruid este templo, y en
tres días lo resucitaré. Y esto lo dijo refiriéndose a su cuerpo» (Juan 2:19-21).
Pero no sólo sabe que nuestros cuerpos son templos, sino que son templos de
Cristo, como cuando dice a los Corintios: «¿No sabéis que vuestros cuerpos son
miembros de Cristo? ¿Y tomaré los miembros de Cristo para hacerlos miembros de
una prostituta?» (1 Corintios 6:15). (Ireneo - 180 d.C.)
Por
eso quiere que nuestra carne sea templo puro, para que el Espíritu de Dios se
deleite en él, como el esposo en la esposa… (Ireneo - 180 d.C.)
Allá
se encuentra Jerusalén, donde reinaron David y su hijo Salomón, quien construyó
el templo en el nombre de Dios a imagen del tabernáculo hecho por Moisés como
figura de las realidades celestes y espirituales… (Ireneo - 180 d.C.)
La
Ley… Ya no mandará guardar un día de descanso al que todos los días observa el
sábado, es decir, al que rinde culto a Dios en el templo de Dios que es el
cuerpo del hombre y practica siempre la justicia. (Ireneo - 180 d.C.)
(Escrito
por un crítico pagano del cristianismo) Vamos a tratar de otro asunto. Los
cristianos no pueden soportar la vista de templos, de altares ni de estatuas
tienen… Los persas comparten ese mismo sentimiento…«Sé de buena fuente que
entre los Persas la ley no permite erguir altares, templos, estatuas. Se
considera locos a quienes lo hacen… El menosprecio de los cristianos hacia los
templos, las estatuas y los altares es como el signo y la señal de reunión,
misteriosa y secreta, que entre sí intercambian. (Celso - 178 d.C.)
(Los
cristianos) Menosprecian los templos como si fueran casas de los muertos… (Marcos
Félix - 200 d.C.)
El
cristiano, en cambio, por muy ignorante que sea, tiene la convicción de que
todo lugar es parte del universo, y de que todo el mundo es templo de Dios. (Orígenes
- 225 d.C.)
Hemos
de portarnos como templos de Dios, para que sea una prueba de que habita en
nosotros el Señor y no desdigan nuestros actos del espíritu recibido… (Cipriano
- 250 d.C.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario