De
Apolinar. No murió en la cuerda Judas, sino que sobrevivió por haberse soltado
antes de ahogarse. Y esto ponen de manifiesto los Hechos de los Apóstoles:
"Habiéndose hinchado, reventó por medio y se derramaron sus
entrañas." Pero más claramente lo cuenta así Papías, discípulo de Juan,
quien, en el libro IV de su Explicación de los discursos del Señor, dice de
esta manera: "Como ejemplo grande de impiedad anduvo en este mundo Judas,
quien llegó a hincharse de tal modo en su carne que no podía pasar ni siquiera
por donde pasa fácilmente un carro; ni aun la sola mole de su cabeza. Porque
dicen que los párpados de sus ojos se le hincharon de tal modo, que ni él podía
absolutamente ver la luz, ni le era tampoco posible a ningún médico verle los
ojos ni aun con el auxilio de un anteojo. A tal profundidad estaban de la
superficie exterior. Sus partes vergonzosas dicen que aparecían más repugnantes
y mayores que cuánto hay de indecoroso y que echaba por ellas de todo su cuerpo
pus y gusanos para escarnio, sobre los propios excrementos.
Y
después de muchos tormentos y castigos, murió, dicen, en un lugar de su
propiedad, que quedó desierto y despoblado hasta el presente a causa del mal
olor. Es más, hasta el día de hoy no puede nadie pasar cerca de aquel lugar si
no se tapa las narices con las manos. Tan enorme fue la putrefacción que se
derramó de su carne sobre la tierra. (Papías - 120 d.C.)
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